Turismo intrapersonal. Eso
es lo que voy a hacer. Dado que me dediqué a viajar por fuera tantos años,
ahora se me antoja hacer este tipo de turismo, que claro, como todo turismo
interno, es bueno, es conveniente. Me dijeron varias maneras de hacerlo, y como
no tengo experiencia en eso de mirar padentro, acogeré los consejos de esta
buena gente. Iré a charlas, no fallaré en ir a discursos sobre el ser humano;
miraré películas de esas que hacen llorar para ver si “aflora algún aspecto
fundamental”, pero que no aflore mucho. Conoceré otra gente, conversaré
apuradito para aprovechar el tiempo. Estaré en silencio, porque me dijeron que
así uno se escucha uno mismo; claro, no
dejaré de colocarme mis audífonos para ver si sueno mejor. Me dijo una vecina
que había una escuela buenísima de yoga por allá abajo, por el centro
comercial, al lado del bowling. Dizque te enseñan las técnicas orientales para
el autoconocimiento (no sabía que en Cumaná sabían de eso), y de paso, al
salir, nos echamos unos estraicitos con el boliche. Como ven, estoy resuelto a
cambiar mi vida profundamente. No desaprovecharé esta oportunidad para
despertar a mi mundo intrínseco, hasta ahora oculto, no sé por qué razón. Estem…
si. Ya vengo, están listas las cotufas.
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