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lunes, 31 de enero de 2022

Desconectados del cielo

El designio de los cielos se escuchaba entrecortado y ese hizo imposible encontrar una mejor señal. A falta de la principal fuente de compasión, los tristes, llamados a ser los saqueadores de almas del momento, tomaron el poder y se mimetizaron entre las paredes del mercado, de las calles, de las habitaciones. Abajo, muy abajo, los beneficiarios del pan y el circo se siempre, se entretenían discutiendo cómo lavando un aspecto frío de sus vidas el resto mejoraría. Vaya ilusión costosa, siempre en renovación invariable a través de las generaciones, que de modo casi inexplicable nos lleva al barranco en medio de la ceguera de corazón. Animales infelices que sueñan despiertos, que invocan el cuerpo ya sin vida de una felicidad legendaria, que no entienden y no saben explicar. No se sabe si es adrede, si hay buenos y malos o es solo una excusa para avanzar entre las espinas con la menor cantidad posible de culpas. Estamos tan perdidos y todo es tan absurdo que no se puede argumentar con sensatez sino la ausencia histórica del amor, ya tan pasado de moda como el fantasma de la felicidad.

sábado, 29 de enero de 2022

Despedida en sueños

Pasó a un lado de nuestra mesa. Nos dimos cuenta de inmediato y nos levantamos. Me le acerqué sabiendo que era la última oportunidad que tendría de verlo y que, a pesar de ser un sueño, era suficiente para decir adiós como me hubiera gustado cuando supe la noticia. Ella, que permanecía a mi lado, me miraba como entendiendo la situación cuando ya yo lo abrazaba con mucha fuerza, como podía, mientras saltaban las lágrimas de mis ojos. Después de separarnos, desapareció en la oscuridad con una sonrisa cómplice en el rostro. Me di por servido. Creo que fue suficiente para dejarlo ir.

viernes, 28 de enero de 2022

La Biblia no cabe en el morral

Parece que la Biblia no cabe en el morral. No toda. Como que no hay manera de llevar la enseñanza completa. Cuando meto unos versículos, se salen otros. Cuando incluyo lo radical, se desvanece lo amoroso. Cuando pongo lo normativo, desaparece lo compasivo. Cuando enclavo el miedo, cae la sensatez. Cuando entra el infierno, se escurre el cielo. Cuando se incluye lo humano, se va lo divino. Cuando empujo el ego, se esfuma lo espiritual, ya no está Dios.

miércoles, 26 de enero de 2022

Desmitificar la muerte

Desmitificar la muerte. Darle su puesto como algo esperado, inevitable. No digamos alegrarnos, pero sí aceptarla de una vez; además de “saber” y hasta decirlo a todo gañote, sentir que es real y que ocurrirá. Quitarle todo ese ribete horrible de drama, oscuridad y zozobra residual tan dañina para los que quedan. No seremos el carapacho que esté en el cajón o encerrado para siempre en la oscuridad. Lo que nos hacía ser nuestro cuerpo ya no estará en el cuerpo, por lo que, independientemente de la creencia, ya no estaremos allí. Muy seguramente estaremos en un sitio en el que no se llora o se tiene emociones, así que si desnudamos la muerte propia, solo queda el drama familiar y el de los allegados. A pesar de los siglos de supuesta evolución de la inteligencia, todavía se conserva intacto el carácter catastrófico de la muerte, que es, al fin y al cabo, la muerte del cuerpo. Tal vez debamos asumir sin complejos el advenimiento de la segunda experiencia súper individual y apretar los puños como si se aproximara la montaña rusa. Tengo la impresión de que como le huimos al tema desde siempre, automáticamente se crea la ilusión de la eternidad de esta vida y, por eso, es que debemos replantear y trabajar en aprovechar el tiempo y las oportunidades que se presenten desde el nacimiento hasta esa partida tan difamada. Desperdiciamos la vida y tememos a la muerte… somos una joya de destinatarios del tremendo regalo que es la existencia.

Demonios en el sótano

No sé desde cuándo están ahí, pero debe hacer mucho tiempo. El hecho es que tener a esos fulanos allí debajo no deja de joderme de ver en cuando. Mis proyectos avanzan nuevos pisos hacia arriba. Firmes, convencidos, se van construyendo a medida que voy encontrando mi camino en la vida. Pero, en medio de este progreso inobjetable, escucho que tocan la puerta del sótano con alguna frecuencia. Respirando profundo y contando hasta diez sigo mi camino, apartando momentáneamente recuerdos, arrepentimientos e intolerancias. Afuera, todo parece ir funcionando: cada meta cumplida, cada mueble comprado, cada reconocimiento público me insufla con el bienestar por el que he luchado desde siempre. Pero el jolgorio no dura tanto como quisiera, como necesito que dure, y en medio de cada disolución del logro pasado comienzo a escuchar de nuevo la puerta que pretendo, infructuosamente, sepultar. Al parecer, la presencia de espectros no resueltos no desaparecerá así como así y parece que hace exigen un toque adicional de honestidad y sacrificio de mi parte. Parece que en ese sótano que se me antoja tan oscuro hay una silla vacía esperándome para el diálogo con esos fantasmas, con esos pensamientos que prometen, que como lo han hecho hasta ahora, van a seguir saboteando cualquier pretensión de ignorarlos.

martes, 25 de enero de 2022

En el sistema, pero no del sistema

Estar en el sistema mientras se critica al sistema. Qué incómodo estar disfrutando de los cristales y espejitos por un lado mientras se exige respeto por el otro. Harto maluco, eso de gozar los objetos sin importar su proveniencia y por otro lado se grita con pancartas cómo es que hay que considerar al señorito. Feo, lo de soñar y esforzarse por obtener un producto mágico y mediático, lindo y espectacular mientras se vive en la pobreza, en la incertidumbre o en la embriaguez permanente y sin más propósito que acumular artículos que no te acarician. Claro que he escuchado esos argumentos brillantes, modernos, inventados para justificar la infelicidad rampante, la ilusión que se desinfla cada día con cada clic o cada apretón hipnótico al control remoto. Vamos a aclarar las cosas: o te humillas disimuladito, o te haces el loco como yo o te mudas de una vez a la cueva, pero me tienes jarto con ese culipandeo que traes y que deja ver tus costuras, mientras me cuentas tus historias de éxito personal.

¿Viste, que no era eso?

¿Viste que no era eso? ¿Viste que tanto que te emocionabas y me decías… y no era? El cine, la TV y la prensa se equivocaron. Las revistas, los catálogos y el vendedor que tocó a tu puerta fallaron por mucho acerca de lo que tú necesitabas. El concesionario, el socio y las redes sociales rodaron feo con sus consejos para alcanzar el triunfo. Las cuentas ya no te cuadran en este punto. El testimonio de Juan Luis y las ausencias de Kurt, Robin y Michael te asoman un abreboca para enterarte de cómo es que se bate el cobre en la realidad. Así que quédate tranquilito y trata de escucharte a ti mismo a ver si la pegas esta vez.

domingo, 23 de enero de 2022

Un enemigo menos

Un enemigo menos. Cada día debo darme cuenta de algo que haya omitido. Cada día que pase debo eliminar un enemigo, real o imaginario, de mi vida cotidiana. Al finalizar cada jornada, debo haber identificado un foco potencial de enfermedad mental o física. Debo ir descontando la carga que sin darme cuenta he ido acumulando durante estos años y que ahora se vuelve en mi contra. Pero antes, tengo que darme cuenta de cuáles son esos bichos. Podrían ser la sal, la culpa o la mala junta. Podrían ser el miedo, las creencias o el autoengaño. En fin, podría ser cualquiera, pero lo importante es quitar, una a una, su presencia saqueadora de salud, de paz, de tranquilidad y para eso debo abrir mejor los ojos, estar atento: ir a la cacería de villanos autopropinados, pues.

Bajar el cielo

Tengo que saber cómo hago para bajar todos los pensamientos elevados para que me sirvan en la vida cotidiana. Debo lograr agarrar todas las ideas, todo el mármol y los relatos fabulosos y ponerlos a funcionar en esta parroquia,  en el mercado y la barbería. De verdad que hay cosas buenas y útiles allá en las alturas, donde nace la inspiración, donde se abren los grandes portales hacia la salvación, hacia esa sustancia tan difícil de entender, de poner en práctica. Pues, debemos ver qué sacamos de esa fuente de bienestar, porque de lo contrario corre el peligro de sencillamente no existir.

viernes, 21 de enero de 2022

Renuncio al circo

Hoy a esta hora no dudo en decir que todo está vuelto mierda. Hay tanto desencanto, tanta confusión, tanta desazón, que creo que hay que volver a las definiciones, a los conceptos originales para saber si de verdad andamos en lo que debemos andar. Por lo pronto, me parece que no. Me parece que estamos perdidos. Hay que ir a las definiciones de felicidad, de miedo, de tristeza, de frustración, de proyecto de vida, porque creo que todo se enredó y estamos dando vueltas persiguiéndonos la cola sin saber que es nuestra. Pareciera que quien luce feliz solo está aparentando para no ser juzgado. Pareciera que quien es esclavo, defiende a su amo a capa y espada sin darse cuenta. Pareciera que el amor es sinónimo de sufrimiento, lo que se ha convertido en una trampa obligada, al parecer tejida por los que no saben amar para que los pendejos caigan porque es que así es la vida. La ausencia en cuerpo presente y la tristeza se despliegan a sus respectivas anchas y parece que no hay nada que las detenga. Se me ocurre que en algún momento se nos dio el mapa de un terreno que no existe y volvimos a caer por pendejos, por desubicados, por no comparar el propósito de hace 20 años con el adefesio del presente. Yo no sé: yo mejor me voy y no juego más. Renuncio al circo.

jueves, 20 de enero de 2022

Un amor para crecer

Un amor para crecer. Uno que sea distinto a uno, pero no tanto, que sea un intercambio, no un despojo autorizado o dos mendigos que se juntaron para pedir. Un amor amplio, en el que uno se pueda extender, apreciar nuevas cosas, ver nuevos paisajes, puntos de vista y hasta nuevas maneras de abordarlos. Un amor distinto que sume, que se sume, que se vuelva un ser por sí mismo, efervescente y que al pasar los años, me regale la sensación de que soy alguien mejor, que vive de verdad, que tiene la nueva capacidad de disfrutar detalles antes invisibilizados por mi individualismo, por mi egoísmo miedoso. En fin, quiero alguien distinto, porque me da la sensación de que alguien muy parecido sería solo la extensión de mí mismo, de mi encierro en mis propias y mañosas ideas del amor. 

miércoles, 19 de enero de 2022

No quiero salir

Gente que no contesta. Gente que no escucha pero insiste en decir. Gente que no respeta lo que antes se respetaba. Gente rara, que no te mira a los ojos. Gente que aunque deprimida, no deja de repartir palos. Gente que engaña por reflejo y daña por seguridad. Gente a quien ni ganar una plata le basta para moverse. Gente a quien el otro, a fuerza de otro, ya pasó a ser nadie. En fin, gente que a fuerza de miedo e incertidumbre le cerró las puertas a ser gente. Ya no quiero salir.

lunes, 17 de enero de 2022

Guayabo sin complejos

Tremendamente bienvenida es la ocasión en la que, a pesar de ocurrir un episodio que nos resulte triste e injusto, este desencadena en el entorno actos de compasión inusitados. El miedo dio lugar al fin al amor y los semblantes cambian sin pena, sin vergüenza, sin que importe. No disminuye la tristeza, pero sí la tensión que causa lo superficial, lo inútil, lo insustancial. Siendo así, y ante este tremendo hallazgo, pues, disfrutemos del guayabo sin complejos, brother.

miércoles, 12 de enero de 2022

A la distancia perfecta

A la distancia perfecta. Ni tan cerca que atiborre, ni tan lejos que se olvide. A una cercanía adecuada de todo lo que nos rodea: así debe ser. No morir en el intento desmesurado, lleno de drama e impotencia, ni ser, por el otro extremo, indiferente, descuidado, desconsiderado. Como en la cocina, que ni se queme ni que quede crudo. Dejarse de seguir recetas suicidas o delincuencialmente prácticas y medir nosotros mismos esa distancia óptima de las personas, de las situaciones y hasta de nuestros propios pensamientos no solicitados, que nos permita, finalmente, sobrevivir para seguir ayudando.

domingo, 2 de enero de 2022

Dime si eres feliz

Dime si eres feliz. Cuéntame de tu entusiasmo. Háblame de tus contenturas. Dime si duermes sonriente, tranquilo, seguido. No me importa tu jornada laboral, tus carros o dónde vivas. No me importan tus títulos y trofeos: dime si te sientes pleno. Dímelo honestamente, porque me resulta el mejor medidor para el bienestar. Dime si conservas el equilibrio en medio de la tristeza, de los contratiempos, de las pérdidas. De ser así, permíteme felicitarte y acercarme un poco a ti para aprovecharme un tanto y saber el color del lente con el que miras la realidad.