Quiero saber qué hay
después de la emoción, de la explosión de pasiones, de la pirotecnia. Quiero saber
-claro está, después de vivirlo-, qué se ofrece cuando la dulce escaramuza baja
la intensidad y queda el silencio ocasional inevitable. Necesito conocer qué
regalos moderados puedo propinarte para arrancar una sonrisa y un abrazo. Quiero
ver la curva de voltaje potencial que encierra tu cuerpo, tu mente, tu
espíritu, totalmente ajeno a un banderazo de novedad, a esos chispazos locos
que tuvieron a bien aparecer al comienzo de nuestra historia. Ahora, siento esa
misma fuerza, pero llena de silencios, de miradas, de decisiones que destapan
el raro compromiso sin obligación que siento tocar a la puerta cada mañana.
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