Me voy para otro lado. Me voy adonde
pueda estar relajado, a lidiar co n problemas más parecidos a mis
soluciones. Me alejo de la moralidad ajena y me voy a encontrar la
propia... será mucho más fácil ser responsable por algo. Voy a
quitarme esta camisa de fuerza en la que no puedo sacar los brazos y
abrirlos con frescura. Haciendo las maletas me doy cuenta de que no
necesito llevar mucho adonde voy; me percato de que, a pesar del
miedo a mis sencilleces, el destino me depara bienes que no estorban,
que no se desechan, que no se ofrecen en aparadores, por lo tanto,
cuesta más que se pierdan o estén sujetas al costo de oportunidad.
Me voy a saber dónde es que queda el carajo, que mientan.
Estableceré mi yugo, mi dictadura, mi régimen, mis propias
injusticias y vicios sin más audiencia y víctima que yo mismo. Seré
la víctima feliz del secuestrador y sus sindromes de Estocolmo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario