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martes, 19 de marzo de 2013

Regálame una flor viva


Regálame una flor viva. No traigas más los despojos de un momento de vida sólo para iluminar mi mirada. Yo no soy así. Siembra un jardín para mí y te sientas a mi lado para disfrutar la brisa acariciando los pétalos. No caigas en la trampa de los cazadores, de presumir de los restos de su jornada de captura. Llévame, si quieres, adonde están esos tesoros que me cuentas; pero no los tronches, no los arranques de la tierra generosa para ser mostrados en un féretro de cristal. Déjame ver, incluso, cómo mueren en su ambiente, cómo se marchitan después de vivir hasta más no poder en esa pradera verde y azul, que, con muy buena intención, te empeñas en mutilar.

domingo, 17 de marzo de 2013

Por mensajitos me dijiste que me dejabas

Por mensajitos me dijiste que me dejabas. Esa mañana, mirando la pantallita del teléfono, entre comas, emoticones y mala ortografía moderna, terminaste con lo nuestro. Con la flecha pabajo descubría las nuevas palabras que lacerarían mi alma ese día, y cuando me detenía a pensar, a recordar, a buscar en los días pasados qué pudo ocasionar tal desbarajuste, se me apagaba con el protector de pantalla. Con los pulgares humedecidos de lágrimas, acariciaba el botón de contestar sin presionarlo de una vez. Y para colmo de males, de dolores, el sistema repetía el mensaje en medio de reintentos técnicos, en lugar del tan esperado “mentira, mi amor: era un mal chiste”; pero qué va. Te contesté pidiendo razones, intenté llamarte decenas de veces hasta que se me acabó el saldo a favor. Más nunca te vi. Más nunca recibí mensajito alguno de tu parte. Recién anoche recibí un mensajito, de número desconocido, que rezaba un “Hola”… ¿Eres tú?

Bájale dos...

Baja el nivel. Háblame sencillo. No me vengas con esas vueltas mal fabricadas, sin tomar en cuenta mi interés, mi entendimiento. No vengas a vender lo que no quiero comprar sólo para mostrar tu destreza dominguera. Deja ya tus “por medio de la cual” y los “entremos en contexto” que adornan tu museo desierto. Así que si te quieres comunicar conmigo, conveniente es que sepas cómo hablar, cómo hablarme; conveniente es que sepas que hay alguien más, fuera de ti, con quien pretendes entablar  conversa.