Espero que te guste el contenido. Para sugerencias, objeciones, protestas o propuestas, escribe a "leonardo.rothe@gmail.com"

martes, 29 de septiembre de 2020

¿Cuál es el límite?

¿Cuál es el límite entre una cosa y su opuesto? ¿Cuándo algo bueno comienza a ser malo? ¿En qué punto ya no me gusta esto y comienzo a odiarlo? Al parecer, según el sitio, según el momento, según las personas, esa rayita está más allá y en algunos otros casos, hasta no existe. Es decir, las definiciones morales de las cosas, personas y situaciones dependen del contexto que las juzgue. Aquí estoy yo, buscando referencias para mi propia vida, dibujando rayas a lo loco, en la medida que dictan mis miedos, mis emociones, mirando bien, mirándome bien, para saber cuándo soy adecuado y cuándo estoy meando fuera del perol. Pero la verdad es que cansa. Ya estoy extenuado de tanto medir, de tanto contenerme de lo que siento que debo hacer, de cómo debo sentir, pero también de explayarme en conductas y actividades autoimpuestas en medio de este torbellino de incertidumbres, de momentos patéticos por lo ridículo. Ya basta de hipocresía. En este punto, jadeando por forcejear y recostado en este árbol del camino, decidí dejarme de pendejadas y vivir mi propia vida, con mis propios cargamentos y mis propias satisfacciones, sin más rayas que obliguen; solo con la brújula que llevo en el pecho, que ha resultado ser la mejor guía. 

jueves, 24 de septiembre de 2020

El mundo del descarte

Es más fácil descartar que definir. Es más fácil quitar que colocar, que armar, que construir. Sabemos con mucha más facilidad qué es lo que no es, que lo que es. Como unos titanes, argumentamos en contra y nos explayamos en razones para atacar; pero a la hora de defender honestamente un punto, patinamos como loros en mosaico. Preferimos delinear que rellenar. Por naturaleza civilizada, no sabemos lo que queremos, sino lo que no queremos, por lo que nos pasamos la vida soñando y adquiriendo a lo loco y botando luego, aburriéndonos luego, en lugar de definir qué somos y qué necesitamos para luego actuar en consecuencia. En fin, y para terminar la perorata, somos seres apayasados que fingimos surfear la ola, cuando en realidad yacemos rasguñados en la orilla. 

martes, 22 de septiembre de 2020

Ahora me toca a mí

Siempre ha sido así, pero es ahora cuando voy a experimentarlo. Siempre ha sido así, pero es hoy cuando me toca a mí. Siempre he rechazado amablemente los consejos en ese respecto porque la verdad no me interesaban las maneras ajenas. Siempre me vi más capaz que mis antecesores, por lo que descartaba a la primera cualquier opinión sobre el tema. Ahora vengo yo, desafiando las estadísticas, con ganas locas de ir contra la corriente y triunfar, de restregarle en la cara a mis detractores que seré quien logre eso que históricamente les ha sido imposible conseguir. Seré catalogado como un visionario, como un precursor... Claro, eso si no caigo de culo como tantos otros en el pasado y entro a formar parte de los números que siempre rechacé, de los que tanto me burlé.

No aceptaré la nueva rutina

Me niego a aceptar la nueva rutina. Rechazo firmemente convertir todos mis logros hasta ahora en "lo que debe ser", en el nuevo invisible, en un presunto vacío, en parte del cementerio de metas logradas. Me niego a no apreciar, a no agradecer el fruto de mis gratos y no tan gratos esfuerzos para tan solo llegar a un nuevo aburrimiento. Me niego a convertir cada figura en fondo, cada color en gris, cada entusiasmo en indiferencia. Me niego a ser el ingrato que todos practican para emprender, cada vez y con eficacia, un futuro e invariable desdén.

domingo, 20 de septiembre de 2020

Quisiera renacer distinto

Quisiera renacer en otro lado, de otro modo. Quisiera, ahora sí, ir descubriendo mis propias necesidades y posibilidades y no dejarme llevar por este montón de espejismos y ridiculeces que me dicen lo mucho que me falta para ser como supuestamente debo ser. Quisiera despertar, satisfacer al cuerpo como se debe y, luego de varios días, irme dando cuenta de mis propios impulsos, por mí mismo, de qué es lo que voy necesitando y alcanzarlo sin la presión externa actual, a mi ritmo, con los medios con los que cuento para alcanzar mi propia y total satisfacción. No quiero más receta ajena. No quiero más estereotipo. No quiero más camisa de fuerza con adornitos. No quiero más felicidad falsa de pantallas y lucecitas que desaparecen cuando quedo solo. Quisiera armar mi propio mapa de la vida, con trazos diarios, a mi gusto, cuyo resultado sea a mi imagen y semejanza y no el camión de espejismos inventados por otros y en los que creí cabalmente, convirtiéndome al final en su esclavo, en su payaso llorón.

jueves, 17 de septiembre de 2020

Debo proteger mi alegría

Debo proteger mi alegría. Debo resguardarla de tanto pesimismo, de tanto traspié, de tanta ave agorera que se detiene a soltar sus excrementos, aún sin saberlo, sobre mi prístina emoción. Debo buscarle una repisa fresca y seca para que nadie venga a sabotearle la sonrisa, la esperanza, las ganas de vivir. No es cuento. A muchos le gustaría ver mi alegría convertida en tristeza, en queja solidaria, en una especie de decaimiento compasivo que me ayude a recostarme de quienes perdieron de vista el propósito de la vida. Creo que no les daré ese gusto. Seré, por esta vez, evasivo y hasta maleducado con quienes me tratan de halar para el hueco del desánimo. Creo que ya tengo el lugar y el tiempo para llevar mi alegría a conocer de otras alegrías, de otras fuerzas positivas que más bien muevan a la acción y no a la parálisis, alejándola del bosque embrujado de calamidad de esos que ahorita ven mi alegría como un artefacto raro, como un bicho a exterminar a como dé lugar.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Tener sexo

Tener sexo, hacer el sexo, hacer el amor. No es cualquier cosa. Es nada menos que dos cuerpos desnudos juntos, desabrochándose la mente, de sus argumentos y complejos, ejerciendo las ganas y dejándose llevar. Es tomar tu aliento, oler tu piel, saborear con atrevimiento lo que ahorita se siente tan mío. Es, después de un rato y a pesar de tanto acuerdo y aclaratoria ilusa, comenzarme a meter en tu cabeza, en tu corazón, en tu vida. No es cualquier cosa, aunque sea solo una vez, aunque se indique que no tendrá consecuencias que desbarajusten tus planes. No es cualquier cosa, y tan no lo es, que todavía pienso en ti en la oscuridad, que todavía me gustas como la primera vez, cuando nos dijimos, con autoengaño compartido, que no pasaría de aquella tarde.

Amarse de retruque

Amarse a sí mismo. Esa pacífica sensación de escucharse en el silencio y responder con compasión hacia el propio yo. Sin drama, sin usar la tan gastada bandera del merecimiento, sin reclamos a la vida, a los demás; dejando de ser parte de una red intrincada de egos rellenos de ese drama, en el que el sacrificio, el pobrecito yo y el a mí nadie me jode tienen un lugar atornillado que no deja fluir las situaciones, que se enredan casa vez más,  que no dejan de morderse la cola para generar nuevas situaciones, nuevas soluciones, nuevas paces... Amarse a sí mismo, hacer la aritmética adecuada y descubrir el verdadero impulso que se necesita para ayudar al otro, para no sufrir, para no cagarla.

martes, 15 de septiembre de 2020

Prontuario difícil

Al parecer, soy el campeón en lo que no se debe hacer. Aparentemente, he cometido tantas infracciones que a la hora de enderezar, son incontables los aspectos a corregir, las disculpas a mendigar. Según puedo interpretar de lo que voy encontrando en mi camino a la redención, violé cada norma, infringí cada regla que había en la bajada de mi juventud y que ahora, en esta subida otoñal, debo parchar con tanto esfuerzo, con tal honestidad, que a veces me recuesto a un lado del camino a jadear. Debo reconocer que, por el tamaño de mi prontuario, cuando parezco haber recorrido casi todo el camino correccional, es apenas cuando he logrado la "normalidad" colectiva. No es fácil ser bueno.

La presencia incómoda

Eres la presencia incómoda. Es ingrato, pero es así. Dondequiera que llegas, la gente murmura y luego guarda silencio, esperando que pases de largo. No importa si traes la verdad, el alivio o la reflexión, nadie soporta tal cargamento de ladrillos. Podrías culpar al resto de inconscientes, de desconsiderados, de comploteros, pero la verdad es que no tienes herramientas para legarle a nadie. Tus maneras son toscas, agresivas, ofensivas. Crees traer alguna buena noticia, pero no tienes la llave para abrir la puerta de los oídos, del interés ajeno, de esa audiencia tan práctica que desechará cualquier cosa que no parezca interesante en los primeros segundos de exposición. Así que, mi pana, si no modificas tus aproximaciones pronto, esa imagen de nube gris, de maestrico frustrado, se afianzará para siempre y nunca dejarás de ser esa ladilla que viene ahí…

miércoles, 9 de septiembre de 2020

El mapa en mi cabeza

En mi cabeza está mi mapa, el mapa por el que me guío para pensar, para sentir, para actuar. Todo lo que quiero hacer pasa por una revisión de ese mapa y luego comienzo a caminar. Pero el mapa no es fijo. No puedo confiar en él en todo momento. Resulta que mi ánimo, mis emociones, van modificando el mapa y a veces más bien se convierte en una receta para mi extravío seguro. Por eso es que frecuentemente debo cotejar mi mapa con la realidad, sobreponer la imagen de la realidad sobre esta estructura inestable y replantear, recortando todo lo que parezca un brinco, un capricho, una ligereza, hasta llegar de nuevo a la coherencia, a la clara conciencia de las cosas, a confiar de nuevo en el mapa que tengo en mi cabeza.

domingo, 6 de septiembre de 2020

Estás, pero no estás

No vives el presente. Nunca estás en el ahora. No saboreas la comida ni miras el paisaje. Todos te podemos ver pero no estás aquí. Estás en otro sitio, revolviendo el pasado o tratando de controlar el futuro. Miras el reloj como si siempre tuvieses una tarea pendiente. Corres sin saber porqué. Eres experto en no vivir lo que hay que vivir, creando hoy un hueco en el tiempo, en la existencia, del que no tendrás recuerdo alguno para después porque realmente no vives, no existes.

La doctora tiene sed

La doctora no tiene agua, no tiene nada que beber. Mientras nos atiende a todos, ya no puede aguantar la sed. Nosotros, los vecinos, le llevaremos agua para que calme su sed. La doctora no ha comido. No trajo comida. Ya gastó todo el último sueldo que cobró hace 3 meses. Entre varios pacientes haremos una colecta y le traeremos comida, para que coma aquí y para que lleve a su casa y tenga para el resto del mes. La doctora tiene los zapatos rotos. Se nota que le molestan al caminar. Nosotros, sus vecinos, haremos una colecta y le compraremos zapatos nuevos para que se sienta cómoda. Ante tal abandono de las instituciones a las cuales pertenece debemos encargarnos nosotros mismos, los supuestos beneficiarios de esas instituciones, y sentir como nuestro aquello que hasta no hace mucho nos parecía ajeno, lejano, aprovechable sólo con picardía y hasta con un poco de delincuencia. Ya pasó un mes y la doctora está muy agradecida, pero nosotros los ciudadanos, no sabemos quién podrá atenderla ahora, porque a pesar de su gran corazón, mira, nosotros tenemos que irnos a  trabajar.

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Lo que callan los pueblos

Luis XVI en Francia, el Zar Nicolás en Rusia, Batista y la Cuarta, por decir pocos. ¿No se han dado cuenta de que a cada gobierno que llega al poder con un discurso agresivo y reclamando respeto y dignidad, y que desafortunadamente no tarda en ponerse todo muy jodido para el pueblo, fue precedido por un largo período de gobernatura cuyos protagonistas, gente con títulos, coronas o corbatas finas, egresados ellos de algún sitio respetable? Es raro que una vez que se establece el susodicho gobierno autoritario, nadie, pero nadie, recuerda el origen, la causa, lo que lo puso ahí, y es así que comienzan a anhelar el pasado, en el que sus niños lindos, sus eruditos consumados, ladrones de profesión, robaban y dejaban robar... Eso es como fumar y luego desdeñar del cáncer.

martes, 1 de septiembre de 2020

¿Tiempo libre? ¿Para qué?

Desde hace décadas los inventos tecnológicos gritan, para lograr su venta, que brindan resultados inmediatos para que tengas “tiempo libre” (no te arreches, Oster). Cocinas en menos tiempo, llegas en menos tiempo, lo logras, pues, en menos tiempo para tener tu preciado tiempo libre y resulta que nunca disfrutas de ese tiempo de ocio, bien porque nunca llega o porque siempre le metes más cosas cuando aparece. Siempre estás ocupado. Nunca hay tiempo libre para atender las tan cacareadas “cosas más importantes”, como la familia, los amigos, tú mismo y tus proyectos íntimos. Eres como un cretino que construyes una nueva habitación solo para llenarla de basura, y cuando lo llenas, construyes el siguiente. Y así vas, corriendo sobre una montaña de escombros cada vez más alta hasta descubrirte, viejo y agotado, como un consumidor de sueños ajenos más, como un arrepentido más.