Traté de
hacerlo y no pude. Fue el peor error que pude cometer. Yo sabía que si lo
hacía, me iría mal. Tantos me previnieron… el miedo se transformó en certeza.
La terrible posibilidad se convirtió en certeza y creo que para la próxima no
lo intento. Necesito certezas, garantías, protección; no puedo cometer este
tipo de tonterías que atentan contra mí. Pasa e tiempo desde aquel episodio, y
siento la misma necesidad de cuando lo intenté, pero más temor que entonces. El
hecho es que lo sigo anhelando en silencio, y a pesar de que hice otras cosas
más seguras para compensar mi necesidad, no surtió el efecto esperado. Fue como
beber cuando se necesitaba comer. Ahora, como un fantasma incisivo, surge de
entre mis pensamientos y aparece detrás de cada esquina, de cada árbol. Siento
que perdí algo, pero no sé qué es con certeza, tal vez el valor, tal vez la
esperanza, tal vez la cordura. Aquí estoy ahora, al comienzo de la bajada, muerto
del terror, con el casco puesto en el sudor, con las manos en el manubrio que
mira hacia delante con más frescura que yo… nos vemos en un rato, y espero
contarles una mejor historia.
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