Espero que te guste el contenido. Para sugerencias, objeciones, protestas o propuestas, escribe a "leonardo.rothe@gmail.com"

jueves, 30 de enero de 2020

Muchos nos dejaron pronto

Muchos nos dejaron pronto, antes de tiempo digamos. Dejaron de habitar sus cuerpos y el brillo de sus ojos, la sonrisa de su rostro se apagaron aquí y según dicen, ahora están en un sitio mejor. A pesar de la tragedia que nos enlutó, a pesar de los mecanismos de impotencia, de frustración, de pérdida irreversible que nos sitiaron y hasta de miedo que nos dejaron devastados, dicen en la calle que no todo fue pérdida, que hubo un propósito en esa vida que se nos antoja truncada. Dicen que más bien fue una visita de instrucción, de enseñanza para el resto. Afirman en el patio que vinieron para algo, y una vez cumplido, se fueron adonde partieron, en primer lugar, antes de venir a nuestro lado. Yo no sé si creer en esa versión, pero me suena bien, me suena bestialmente constructiva; me suena a carajazo pa que aprendas. Insisten porái en que ellos vinieron a enseñarnos, a mostrarnos algo que no podíamos ver, a indicarnos el rumbo hasta ahora invisible; incluso, dizque vinieron a que supiéramos que podemos sentir, que podemos llorar como nunca quisimos saber que podíamos; que podíamos recordarlos y agradecer con amor. Sin embargo e independientemente de lo que yo crea, si de verdad fuese esa la versión correcta, si de verdad hay algo trascendental en toda esa historia, creo que no estamos aprendiendo mucho de esas costosas lecciones, de esa tremenda inversión en lágrimas y retortijones... qué vaina.

martes, 28 de enero de 2020

La dualidad no mata… no todavía

La dualidad no mata… no todavía. Dualidad es dos partes distintas malviviendo en un solo pellejo. Dualidad es pelea, son dos lados que no pueden ser uno. Dualidad es estereotipo contra autenticidad. Dualidad demuestra prisión, inconformidad, envidia, impotencia. Dualidad es lo que eres contra lo que te ves obligado a ser, lo que tienes contra lo que quieres, donde estás contra donde quieres estar, y claro, lo que haces contra lo que quieres hacer. Dualidad es resistencia a ti mismo, es forcejeo interno, es estrangulamiento constante y progresivo que, en medio de la asfixia, no deja pronosticar el final de la historia. Dualidad es gastar el doble de la energía en menos de la mitad de lo trazado. Dualidad es amargura de la mente que chorrea al cuerpo. Dualidad es contraposición de uno contra uno mismo por mero influjo alienígena. En dos platos: Dualidad es locura. Pero es locura maquillada de ajuste social, de adaptación a la audiencia según sea el caso: normal y admirable, pues. Dualidad termina siendo queja en la oscuridad, ruido constante que no deja dormir, indeterminación que mata… aunque no todavía.

lunes, 27 de enero de 2020

El propósito es el meollo

El propósito es la motivación válida, el objetivo ponderado, la meta trazada; pero también es lo que define nuestra dirección de hoy mismo, es el origen de la fuerza que aplicamos en este minuto: de donde deberían salir las ganas. El propósito es lo que hay que recordar cada día para para no dormirse, para no hastiarse y dejar el camino. El propósito es el recordatorio diario de para qué estamos aquí, lidiando con esto. El propósito es lo que ayuda a examinar si lo que se hace cada día vale la pena o es un desvío desechable, prescindible, un estorbo tal vez. Hay momentos oscuros en los que se pierde de vista el propósito, y con él, el sentido real de la vida y sus detalles, sus momentos, su belleza, su gozo. Si al final del día no se acerca unos centímetros hacia su propósito, mi pana, vaya lavándose la cara y afine la vista para dibujar su mapa… eso sí: calmadito, pues.

PD: Si no definimos el propósito en la conversa, no tiene sentido seguir tropezando como ciegos iracundos.

domingo, 26 de enero de 2020

Funeral al natural

Ayer estuve en un funeral y le dije a mi gorda: hay que lograr percibir esto como algo natural. Al parecer, estamos asistiendo a funerales durante toda nuestra vida —mientras llega el nuestro— y la reflexión mentirosa es la misma. Después de un tiempito, el acontecimiento baja su intensidad y nos quedamos con su olvido o, si era cercano, con la pena de creer que nada debió ser como fue. Florece la promesa de hotel de unir a la familia para no perder de nuevo el contacto, los buenos momentos, los recuerdos irreemplazables, y el inefable “lástima que solo nos veamos en ocasiones como esta”. Pasan años, meses o hasta días en los que nos sorprende la nueva despedida. ¡Sorprendidos! ¡Impotentes! ¡Rencorosos! Así fingimos ponernos mientras seguimos jugando a la dualidad entre que la muerte nunca llegará y la sorpresa fingida de la nueva partida. Así se nos pasa la vida, ¡sorprendiéndonos, pues!, dormidos, inconformes, berrincheros como el vecino, sin entender el juego de la vida, su propósito, su día a día efímero y hermoso; en peleas campales y altisonantes con los nuestros y los ajenos,  dejando de hablarles, verlos, tocarlos, saber de ellos por períodos irrecuperables, gravemente ridículos, sembrando con mucha ira y a mucha honra, la nueva tempestad por venir, que aunque tarde más o menos, te prometo que llegará y se abrirá de nuevo el telón de la hipocresía, del autoengaño, del despertar a golpes, del berrinche, y claro: la tremenda sorpresa… ¿verdad, mi pana?

sábado, 25 de enero de 2020

Le quitaste la fe

Digamos que le quitaste la fe.  Digamos que con tu claridad intelectual lo percataste de no seguir engañado. Digamos, además, que gracias a ti la verdad se posó sobre uno de los millones de desatinados del mundo. Digamos, para terminar, que le impusiste tus argumentos y lo convertiste en un ser liberado de sus ataduras, esas que rayaban en la ignorancia y el fanatismo. Ahora te pregunto: después de tu logro del día de hoy, ¿vas a acompañar a esa persona en sus dificultades? ¿Vas a conversar con él cuando se sienta solo? ¿Vas a aconsejarlo y a presentarle opciones para que tome las mejores decisiones? ¿Vas, acaso, a darle tranquilidad en sus momentos más difíciles? No, ¿verdad? ¡Entonces, déjate de estupideces y deja a los demás tranquilos!

viernes, 24 de enero de 2020

Dormir juntitos

Debemos dormir juntos porque nos amamos. Estamos llamados a cumplir con ese “mandamiento”. Aunque yo me mueva y la despierte en la madrugada, debemos dormir juntos porque nos amamos. Aunque a ella le guste el ventilador durante el sueño y a mí no, debemos dormir juntos porque nos amamos. Aunque yo ronque y se le haga imposible descansar, debemos dormir juntos porque nos amamos. Si me paro a orinar varias veces, si ella me golpea, si yo leo hasta tarde mientras ella quiere dormir; si ella se levanta temprano y necesita encender la luz, si quiero escuchar algo de música mientras duermo y ella no, si ella ojea las redes sociales mientras sobre viene el sueño y yo no… debemos dormir juntos porque nos amamos. No lo sé bien, pero parece que “amarse” podría convertirse en una especie de infiernito recetado tradicionalmente que hay que vivir hasta que la muerte o el divorcio nos separen.

Perdido para siempre

Me perdí en algún momento. El camino se torció en algún punto de mi existencia y, sin notarlo, llegué a un sitio muy apartado de donde necesitaba llegar. Sin embargo, y haciéndome el que no le importaba el desvío, me estacioné a vivir allí, lejos del destino que me que me esperaba sin prisa. Fingí echar nuevas raíces, inventé juegos, maneras de entretenerme, razones para permanecer, pero todo lo experimentado resultó muy efímero, repleto de una temporalidad que me enfermaba, que me exigía un esfuerzo constante, de la necesidad de justificarme ante los demás y exponer mi fracaso como un tremendo logro. Cada iniciativa se desvanecía en poco tiempo, dejándome, cada vez, en un vacío que no entendía. La infinidad de metas por acometer se perdía en el horizonte. Mi inconformidad con los resultados a largo plazo me llevaba a una nueva empresa, a un aprendizaje urgente, embutido por la consigna del momento. Pasaron los años y mis saludes física y mental se deterioraron al punto del agotamiento innegable, evidente, casi vergonzoso; al punto de comprender finalmente que no importaba cuánto aplaudiera mis propios logros, si seguía viviendo en derivaciones de mi extravío inicial, en espejismos forzados del ego, en ramificaciones erráticas de lo que una vez fue la ruta hacia mi propia intimidad, hacia la paz que me correspondía.

domingo, 19 de enero de 2020

Basta de ambigüedades

No es pensar igual. Es transmitir adecuadamente las ideas para que no produzcan ambigüedades, y menos, desacuerdos.

miércoles, 15 de enero de 2020

Si tú no fluyes, fluiré yo

En mi camino observo tantas situaciones que no fluyen, que se estancan, que prefiero seguir adelante sin tomarlas en cuenta. Veo que no tienen alternativa, cómo darles la vuelta, cómo ver el lado positivo y prefiero fluir. Cuando me quedo atrapado en alguna de esas circunstancias “complicadas porque sí”, enredadas a ultranza, siento cómo mi cuerpo reacciona en mi contra después de no hacerle caso a las alarmas, a los dolores, a la pensadera, al malestar no identificado. Cuando permanezco, sin opción aparente, ante esos “problemas que debo superar” porque así lo dictan los nuevos dogmas, siento cómo mi cabeza efervesce hasta casi explotar. Y la verdad, no le veo mucho sentido. No veo por qué debo estar inmerso en ese hueco ocasional, bastante frecuente, con el fin de demostrar a no sé quién lo capaz que soy de meterme en ese río crecido, turbio, sin control y salir ileso. Afortunadamente, día con día, desechando conceptos obligatorios, desmontando verdades ajenas, interesadas, se asoma hoy la posibilidad de saber que todo ese interés en resolver cuestiones que están fuera de mi control o que perturban mi equilibrio son una pesada y costosa ridiculez.

martes, 14 de enero de 2020

¿Aceptan por esposos? ¿En serio?

¿Aceptan por esposos a ella y a él? ¿Juran respetar, acompañar en salud y en la enfermedad, ser fieles de mente y cuerpo, etc.? ¿En serio? ¿Aceptan, adicionalmente a la cartilla que le leen frente al escritorio o el púlpito, perder su individualidad para siempre? ¿Aceptan abandonar todos los proyectos personales que tenían antes del matrimonio para dedicarle cada día a sus compañeros, a sus demandas incesantes, a su desconfianza permanente? ¿Aceptan también abandonar los acuerdos mutuos como vía de solución de diferencia y entregarse a la “magia del amor” como única salida para todo? ¿Aceptan, muchachos todos, casarse hoy sin haber conversado antes de cómo sería tan solo un día juntos?: ¿A qué hora se levantarán de la cama, quién preparará la comida, quién lavará la ropa, quién limpiará la casa, quién decidirá, a quién visitarán, cuándo descansarán? ¿Aceptan ustedes perder el derecho a visitar a sus familias, a encontrarse con sus amigos, a salir solos a la calle? ¿Aceptan, por Dios santo, acoger un estado de ánimo mucho menos prometedor del que tuvieron cuando eran novios o estaban solos? ¿Aceptan quejarse amargamente más delante de las cosas que pudieron haber hecho si no fuese por el matrimonio? ¿Sí? ¿Aceptan?

lunes, 13 de enero de 2020

Juntos por un ratico

Te propongo juntarnos, pero en un acuerdo distinto. Te propongo estar cerca el uno del otro mientras seamos afines, mientras haya disfrute en común, mientras lo que nos una sea mayor que lo que nos pueda separar. Quisiera vivir contigo solo mientras exista la emoción de verte, de hablarte, de acariciarte. Quisiera poder dormirme en tu regazo todo el tiempo que sea posible sin que algún sobresalto me lo impida. Quisiera, por supuesto, poder levantarme a tu lado agradeciendo que somos tú y yo quienes estamos allí, en medio del gozo, en medio de la paz. Quisiera, en dos platos, que todo tuviese sentido. Pero cuando suene el campanazo, cuando el dolor y la pena se recuesten en la sala con ganas de quedarse; cuando haya alguna duda en verte, en conversar contigo, incluso en hacerte el amor, prefiero que todo termine. Cuando ya no pienses en mí como piensas ahorita, como me hablas ahorita, como me amas ahorita; cuando ya no seamos los mismos, cuando no tengamos las mismas ganas de mirarnos y caminar juntos, prefiero que termine. Deberá ser, mi amor, que cuando no nos sienta tan bendecidos de estar aquí, en este lugar fabricado para nosotros, prefiero que termine… preferiré estar solo.

domingo, 12 de enero de 2020

Yo quiero mi homenaje


Yo quiero mi homenaje. Exijo que organicen algo en mi honor en el teatro Teresa Carreño. Quiero que mientras aún me quede vida, reconozcan mis virtudes por encima de mis defectos. Quiero que me manifiesten, en un evento masivo, que yo valgo la pena, que no era tan malo como decían los medios, como aseveraban mis adversarios. En un recinto más que digno, necesito con urgencia que convoquen al pueblo llano, al que quiere sin mucho complejo, al que se vuelve loco con solo saber que uno estará presente, más que al que me buscaba la caída, el que me ponía la piedra, el que finalmente se quedó con los crespos hechos. Así que me voy yendo al barbero y al spa para irme poniendo bonito para eso tan serio que segurito viene rodando.
P.D.: por favor, no cobren la entrada para ver si viene más gente :D

miércoles, 8 de enero de 2020

No confié en ti, pero...

Nunca confié en ti, pero supiste salir adelante. Nunca te di el voto de confianza necesario para que salieras a la calle y te valieras por ti mismo, pero eso no te detuvo. Ante mi escasez, no pude equipar tu caja de herramientas con lo necesario para que recorrieras tu camino con más confianza, pero el daño fue controlado. El temor que me dio que salieras por ahí solo movió al tabú, a la represión, y en último término y en medio de mi desesperación, al descrédito irrespetuoso. Sé que no entiendes bien que te amo, pero es la realidad: cada quien ama cuanto puede. Es ahora, cuando después de mucho resistir, que comprendo que supiste sortear los peligros, tomar tus decisiones, manejar tus frustraciones y sentir satisfacción por tus propios medios, todo bajo tu propia responsabilidad. Es ahora cuando después de negarme a verlo claramente, siento el orgullo de ser tu padre, a la vez que siento también que la cagué por buen rato.

Encierro irremediable

Somos gente encerrada que cuando se le abre una puerta, se pegan con más fuerza a su pared. Somos gente temerosa que cuando se le aparta el peligro del camino, se recuesta a un costado a temblar. Somos gente hacinada que cuando se le deja en espacios abiertos, cierra los ojos y cae al suelo. Somos gente en negación que cuando se le muestra la realidad, gritan y lanzan objetos. Somos gente entretenida que cuando se nos quita el aparatico, se nos borra el camino. Ya es irremediable. Somos perros que se muerden la cola hasta echar sangre. Somos guerreros necios que defienden a capa y espada su burbuja ya precaria. Ya no hay caso. Seguimos en defensa inútil de un entorno que se derrumba detrás de la ilusión de eterno bienestar a la que nos aferramos a ultranza. Somos los ojos que se acostumbraron a la oscuridad, y la presencia de la luz se torna solo en incredulidad, en amenaza, en el rechazo demente del que desprecia la salvación.

lunes, 6 de enero de 2020

De la inconciencia a la acción

Dormitando en la IGNORANCIA permanezco inmóvil, inamovible, desinteresado… casi muerto. En este quieto torbellino de la INCONCIENCIA en el que pudiera no dañar a nadie, seguro estoy engrosando el saco de joyitas que no ayudan a mejorar las cosas y que llevan esto directo al hueco. Al observar alrededor veo situaciones en las que no quiero involucrarme por fastidio y sigo caminando, haciéndome el loco lo más que pueda. Tratando de aplicar la INDIFERENCIA, me tropiezo con uno de los escenarios de los que huía y ante la flagrancia y la inevitabilidad, no puedo más que integrarme a medias y actuar con la NEGLIGENCIA por un rato, a ver si al fin me despiden y me liberan de la empresa de turno. De repente, algo me llama la ATENCIÓN y surge en mí el INTERÉS, la CURIOSIDAD, y me acerco para ver de qué se trata. A pesar de mi inercia constante, algo en el camino me resultó interesante. Observo y observo y se van formando figuras en mi cabeza sin usar y se van definiendo espacios, ideas; se va reconociendo al prójimo y van apareciendo relaciones entre todos. Un nuevo universo aparece ante mí y súbitamente me siento parte de algo mucho más grande, de algo complejo en lo cual tengo un rol que desempeñar. Tengo CONCIENCIA. Es entonces cuando miro el panorama completo, mi nuevo escenario de vida, que tomo la DECISIÓN de hacer un plan que levante la calidad de mi interior y de mi entorno. Con las herramientas adquiridas, con mi nueva visión del mundo y con un impulso que no conocía hasta ahora, salgo a la calle, salto a la ACCIÓN, para llevar afuera lo que hasta ahora tenía para dar.

Le temo a lo que pudiera pasar

No le temo a lo que pasa, sino a lo que pudiera pasar. No me altera el momento presente, sino lo que pudiera venir. Me inquieta algo que no llega, que nunca llega, pero que sin embargo me sigue atormentando. Es muy raro que algo que ha sido hasta ahora imaginario cause estos efectos en mi mente, en mi cuerpo, en mi entorno. Ya me va pareciendo enfermizo que algo que no existe en la realidad produzca tales desastres así de reales, así de destructivos, así de alienantes. El día de hoy era mi futuro ayer y resultó que ninguna de mis predicciones se dio. Esta semana era mi futuro la semana pasada y es evidente que mis augurios rodaron por los suelos, cada vez, invariablemente. Mi capacidad de pronóstico macabro sigue pujando. Después de mirar mi situación una y otra vez, cada vez con mayor sorpresa y claridad, caigo en cuenta de que mi mente cayó en un laberinto del que solo puedo salir apreciando mis cosas desde aquí, desde donde estoy ahora, desde este nivel de conciencia que me regaló el sufrimiento continuo, aunque sin el drama, sin esa teatralidad que siempre me sirvió para justificar mi ceguera, para repartir malas noticias, para desmejorar el mundo un poquito más para los míos.

viernes, 3 de enero de 2020

Deconstruirnos

Deconstruirnos. Separar todos los ladrillos con los que fuimos conformados. Examinar cada pieza del rompecabezas que somos hoy y mirar nuestras verdades, nuestros miedos, nuestros amores como si viéramos una pizarra mágica y esclarecedora; y después de hacer el inventario correspondiente, desechar las piezas que no sirven, revisar las que no conocíamos hasta hoy y acomodar las fundamentales, las que no pueden cambiarse o regalarse. Sería maravilloso tener un panorama explícito de todo el enredo que nos arropa, de lo poquito que solemos identificar y agradecer, de todo ese mapa de sencillez que no usamos desde niños y que morimos sin haber honrado. Pero la verdad es que no tenemos la capacidad de ver un ladrillo por ningún lado. No aparece pizarra mágica alguna. Todo parece un amasijo de problemas con oxigenaciones esporádicas, con risitas y facturas con fecha de vencimiento. La buena noticia es que sí existen esos ladrillos y sí es posible armar la pizarrita en cuestión… la cosa es que cuesta una bola.

jueves, 2 de enero de 2020

El estuche del bienestar

El bienestar no viene siempre en estuche sobreentendido. La sensación de logro, de avance, no siempre luce así de triunfal. La sonrisa no siempre viene después de otra sonrisa. Muchas veces –más de las que me gustaría admitir– la lección viene en amargo contenedor, en aparente promesa engañosa. El problema parece ser identificar si dentro del envoltorio que ahora desfila enfrente hay una oportunidad o es simple basura que alimenta el sufrimiento. El problema parece ser ese lente contaminado, repleto de ilusión que llevamos dizque para mirar bien el camino. Al parecer, hay un empeño nada bendito en querer que todo sea implícito, rumbo al pedestal que nos hará feliz para siempre, sin darnos cuenta de que eso constituye una ridícula caricatura de lo que la vida es, una visión retorcida y autofabricada del funcionamiento de las cosas: un intento fallido por reescribir la historia a los carajazos, una y otra vez. 

Falsas expectativas

Falsas expectativas. Protagonismo de experiencias previas. Creencias infundadas. Montaje imaginario, ausencia de consultas y acuerdos. Juego interminable y desatinado de adivinanza. Inercia enfermiza a partir de construcciones mentales furtivas, no solicitadas, escasamente concebibles. Así pasa el tiempo, acompañados pero solos, contigo pero sin ti. Así transcurre todo, esperando lo que no llegará por falta de traerlo a colación, de nombrarlo, por falta de escenario posible, por intentar repetir la aventura de vivir en la ilusión y lograr sobrevivir. Mente ocupada y a la vez dormida que teje todo tipo de cuentos, de historias de futuro fabuloso sin un presente sensato; de proyecciones patológicas, sin fundamento, sin chispa inicial. No lo sé bien, pero desde aquí luce todo muy feo, muy sin sentido, muy peligroso.