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viernes, 2 de diciembre de 2022

Esta presunta vida

Vivo en esta presunta vida. Muy presunta, por cierto, porque de todo lo que afirmamos saber, muy poco podemos demostrar. Sin embargo, nuestro ego se engola y sale a contar por las calles, en el trabajo y el almuerzo lo que leyó anoche, lo que escuchó de alguien, lo que, incluso, dedujo de algo que vio. Pero realmente, ¿cuánto de lo que afirmamos con tanta vehemencia atorrante es cierto? ¿Se sabe, se cree o se quiere creer? El hombre en la luna, el político impecable, el hijo del vecino, ¿cuándo sabemos realmente? Da como un friíto pensar en que la gran mayoría de lo que afirmamos no sea verdad o, al menos, resulte muy cuestionable. ¿Cuándo podemos afirmar que sabemos algo si no contamos con las pruebas, con la verificación correspondiente? Al parecer, nos confiamos y echamos a andar lo que queremos que sea. Con el cuento de las “agencias autorizadas” y “no se ha hecho ese estudio” estamos bastante jodidos, pero, ¿qué podemos hacer? ¿Cuestionar todo? ¿Dudar de lo que percibimos o de lo que pensamos? Creo que por ahora nos quedamos tranquilitos, hablando la paja de siempre y viviendo esta vida presunta y apasionada que nos tocó.

Condenados al desespero

La alegría o el bienestar de contar con algo no es ni remotamente igual de intenso al malestar que produce su ausencia. De esa manera, que nos falte el agua, la luz, internet, por ejemplo, se convierte en un aquelarre entre los afectados, aunque el hecho de contar con esos servicios cada día no produce la suficiente alegría o la consciencia de bienestar que empareje la cosa. Viendo tal panorama, estamos condenados a la queja sin contrincante, al malestar victorioso siempre por ocurrir y a quitarnos la cara de aburridos para ponernos la de víctima inconsolable. No es justo. No hay cómo ganar. Hay que trazar una estrategia triunfadora, porque seguro que nos pasa lo mismo con la presencia y la ausencia de nuestra gente.

viernes, 25 de noviembre de 2022

Oda al cerebro

Qué vaina, cerebro mío, que tanto te atesoré desde siempre. Qué vaina que te cuidé, te alimenté incluso con cantidades ingentes de conocimiento. Qué gran mito ese, de que eras lo más importante, donde nacían los proyectos, donde radicaba finalmente la sabiduría. Caja de herramientas incomparable con la que argumenté siempre para ganar y con la que golpeé cuando quise. Pero qué vaina, cerebro, que después de tanta devoción, ahora, en medio de esta tristeza que no puedes descifrar por mí, que necesito de tus mecanismos mágicos y evolucionados para ser feliz, tu silencio y tartamudeos me dejan ver que resultaste tremendo fiasco, tan inigualable estafa continuada. No bastas, cerebro. No bastas para resolver los verdaderos problemas de mi vida.

jueves, 24 de noviembre de 2022

Hablé con mi ego

Hablé con mi ego. Al fin pude. Le pregunté qué quería y sonrió como si mi pregunta fuese ingenua. "Todo", me dijo. ¿Pero qué era todo eso? Cuando se lo pregunté, le asomé el amor, la compasión, la conexión con los demás, la tranquilidad y me dijo que no, que eso no. El "todo" que quiere el ego viene siendo la visibilidad entre los demás, las posesiones, el sentido de la importancia que nunca tuvo; toneladas de conocimiento de coctelería y la permanente comparación con los demás: ganar, quería el ego. Al escuchar todo ese montón de basura, esta vez sonreí yo, cerré los ojos de nuevo y lo vi irse de nuevo... bien arrecho, por supuesto.

Este mapa de m.

Si utilizamos un mapa distinto al que necesitamos, tarde o temprano estaremos llegaremos a estar perdidos. No hay manera de llegar al sitio estipulado porque no es el mapa, el plan o las decisiones que necesitamos. Este mapa que nos trajo aquí... quién sabe dónde lo recogimos: si fue una receta, si fue algo del momento, si fue una reacción. El hecho es que ahora mismo estamos perdidos, frustrados, mirando para los lados con un pedazo de papel de mierda que no nos sirve para nada.

martes, 25 de octubre de 2022

No quiero libertad

Siento que la plena libertad no se puede alcanzar mientras uno esté acompañado o dedicado a las responsabilidades familiares o fraternas a las que todos nos vemos obligados, muchas veces, por nuestras propias decisiones. Claro, habría que definir cuál es esa "libertad" de la que hablamos y que colocamos como un objetivo en la vida. Podría ser que no quisiéramos esa libertad en la que somos arrojados al ruedo para ocuparnos, para decidir y ocuparnos de cada aspecto de la vida. Tal vez no deseamos ese grado de soledad, de independencia y preferimos el apoyo de nuestros queridos-queridos en cada vez más cosas con las que tengamos que lidiar. Tal vez lo natural-emocional se pelea con lo intelectual-interno y termina ganando la caricia, la sensación de compañía, el apoyo, aunque tenga considerables vaivenes, altibajos, enfrente a alcanzar la autorrealización y la paz absoluta. Tal vez es una batalla perdida la de perseguir la libertad en el sentido panfletario, romántico o práctico. Tal vez es cuestión de negociar con el interlocutor permanente un espacio de libertad en el que los aspectos individuales se revitalicen y fortalezcan en lo posible, para regresar luego a un estado compartido de cada vez más perfección en estos entornos modernos antagónicos a lo estable, a lo silencioso, al gozo moderado en lugar de la pasión continua y desgastante del videoclip de moda.

miércoles, 19 de octubre de 2022

Identidad regada

De niño, me identifiqué con mi madre. Ella era parte de mí. Sin ella no era nadie y el peligro de estar solo no me dejaba en paz. Pasaron pocos años y me identificaba con mis juguetes, con mis amigos, con mis juegos. Sentí que ese entorno era mío, que era mi complemento perfecto. Luego me identifiqué con mi novia, con mis compañeros del liceo, de la universidad, del trabajo; con el dinero que tanto me costó llegar a ganar. Más tarde me identifiqué con los objetos materiales tan necesarios, tan obligatorios. Últimamente, soy mi familia: mi amada esposa, mis hijos, mi casa, mi carro y mis obligaciones. Así estuvo la cosa. Cuando alguien se metía con cada cosa con la que me había identificado, dolía durísimo. Ahora, así de viejo y con tanto camino recorrido, resulta que tengo la identidad regada entre tantas cosas que no sé realmente lo que soy. Y lo peor es que, cada cosa con la que me identifiqué, ahora tiene vida propia y no puedo reclamarle la lejanía, la indiferencia, la independencia.

martes, 4 de octubre de 2022

Vivir en la desesperanza

Vivir en la desesperanza, en la condena autopropinada de no poder cambiar el curso de los días, empegostado con la tristeza que semejante escenario ofrece. Tantos años trabajando el intelecto para desarrollar cierto y terrible tipo de ceguera que no dejará ver, cuando se madure, opción alguna para las viejas y eternas necesidades. No se puede hacer nada más, dicen. ¿Qué vas a hacer si igual hay que pagar las cuentas?, sentencian. ¿Qué cuentas serán esas? ¿Qué caminos sin regreso serán esos? La cárcel actual no parece algo por lo que haya valido la pena gastarse el pellejo. No luce, mirando desde aquí, un lugar al que haya querido llegar y quedar, final y definitivamente atrapado, como un animal que no tuvo más remedio que hacer caso.

sábado, 1 de octubre de 2022

Autores y protagonistas de nuestra propia historia

Somos los protagonistas de nuestra historia, una historia de la que, como quiera que sea, somos los autores. Y como siempre ocurre con los protagonistas de las historias, nos perdemos en la trama, en los enredos, en los detalles del devenir sin, muchas veces, detectar el rumbo objetivo de los acontecimientos. Como todo protagonista, todo gira alrededor nuestro y somos nosotros quienes actuamos y somos nosotros a quienes nos ocurren las cosas; todo el resto de las cosas, de alguna manera, tienen que ver también con nosotros. Sin embargo, y como los autores de la misma historia, somos quienes imprimimos en la mente del protagonista sus ideas, sus decisiones, sus miedos, sus sueños. Como escritores de cada línea, somos nosotros quienes gobernamos el orden y magnitud de los hechos narrados esa la historia. Podría tomarse como un ejercicio todopoderoso de parte de quien, son su pluma, decide qué ocurrirá a continuación —y el placer del ego es parte de la motivación de cualquier autor—. Sin embargo, quien mueve los hilos también tiene la oportunidad de cambiar la vida del protagonista ya que puede tener la visión panorámica de la trama y saber, sin mucho análisis, cómo van las cosas, cómo se siente el protagonista y así darle un buen final a la historia. Tal vez este libro o novela ajustados antes del final no tenga mucha venta por lo enredada y fastidiosa que podría tornarse en determinado momento, pero sí que podemos estar seguros de que, tanto el protagonista como el autor, quedarán satisfechos… y eso es lo que realmente importa. 

miércoles, 21 de septiembre de 2022

El amanecer

El amanecer. Podría ser que lo que llamamos Amanecer sea para muchos el comienzo de otro maldito día, monótono, trágico. Podría, para otros, ser una oportunidad para desarrollar sus potencialidades, para descubrir mejores estados, para ser felices. El hecho es que hemos tomado de la naturaleza, del movimiento majestuoso de dos cuerpos celestes y del brillo infinito de una estrella gigantesca que nos dio la vida estos llamados días, que marchan uno detrás de otros y que miden nuestra existencia. Puede ser que tanto para quienes lo consideran un nuevo fracaso como para los que encuentren mayor motivación, el amanecer, ese destello que nace desde la madrugada y termina con nuestro despertar, sea uno de los conceptos más amplios y manoseables que hay.

miércoles, 7 de septiembre de 2022

Ser un viejo

Su negativa ante la llegada casi imperceptible de la vejez lo hizo atribuir a su torpeza elementos fantásticos que la hacían parecer una fuente de anécdotas fuera de serie. Se enganchaban las correas, no encontraba sus cosas, se tropezaba con objetos inexistentes y demás episodios que se iban juntando con las dolencias inevitables de una vida de descuidos y ligerezas. No fue sino hasta que un último acontecimiento que ya no recuerda lo hizo percatarse, dolorosamente, de la presencia, innegable por evidente, de eso que tanto temió: ser un viejo.

No hay gente mala

No hay gente mala: hay gente ignorante. ¿Ignorante de qué? De la bondad, de esa capacidad y disposición para hacer el bien… de la virtud, pues, que se quebró durante su crianza o por una experiencia en particular. Seguramente mucha gente pensará que estoy hablando paja y que, por supuesto insistirá en que hay gente mala. Tal vez ese pensamiento sobre “gente mala” es parte de nuestra necesidad de que haya alguien malo a quien echarle la culpa de lo que pasa. Quizás es la necesidad de etiquetar rapidito al otro para no conocer sus motivos al hacer maldades, alejándolo y perdiendo la oportunidad de comprenderlo y poder ayudar en el futuro. Quién sabe si tal vez es falta de ganas en asumir nuestra responsabilidad en los asuntos, porque ¿sabes?, nunca vamos a querer admitir que en algún momento pertenecimos al grupo de las personas malas.

lunes, 5 de septiembre de 2022

Intimidad abandonada

A falta de apuntalamiento interno, de asidero propio, mi identidad debe salir y regarse por allá fuera para constituirse de lo que encuentre por ahí. De ahí que debo ser patriota rabioso, un apasionado miembro del condominio o del partido, de un exclusivo grupo contemporáneo o profesional. Desaparecí de mi propia intimidad. A falta de ser, debo pertenecer, debo hacer incansablemente. Debo defender apellidos, banderas, logos y hasta hobbies para sentir que estoy haciendo lo correcto, que no estoy traicionado eso que ahora soy. Pero no soy nada de eso, realmente, porque todo ello es secundario. Aunque mi ego me grita que me atrinchere, que apuñale al desertor, en mi soledad se desata todo lo que dejé abandonado: mi verdadero yo: eso que era antes de ser enjabonado con ideas de otra gente. Es como una verdad que me persigue mientras yo busco enterrarla entre la multitud, entre el ruido, entre las consignas inútiles que igual no me dejan dormir en paz.

domingo, 4 de septiembre de 2022

Sentirse bien

Aparentemente, todo en la vida conspira contra la sencilla afirmación: "me quiero sentir bien". Dicen que ese sentirse bien depende de tantas condiciones que es prácticamente imposible. Dizque creencias, dizque expectativas, dizque experiencias, dizque maneras de percibir. Ese envoltorio grueso e impermeable se muestra imbatible, sobre todo para quienes no están dispuestos a retroceder, dolorosamente, aunque solo esto permita avanzar en la curación.

sábado, 3 de septiembre de 2022

La pelona anda suelta

La pelona anda suelta. Se descontroló. En contra del pronóstico de que cuando están lejos no está cerca y viceversa, la muy desgraciante se hizo presente aquí, allá y acullá a misma vez. Con una barrida muy jodida, se llevó a varios, muy queridos unos, igual de impactantes otros. La dinámica de reunirse en el duelo para la reflexión se vio interrumpida por la nueva noticia, y así iba. Así que, en medio del sacudón y sus réplicas, no ha habido tiempo de aprender ni un poquito de aquello que supone la peor pérdida y que debe brindar el mayor aprendizaje de todos: la muerte.

jueves, 25 de agosto de 2022

Se rompió otra ilusión

Se rompió otra ilusión, una que tenía en el mostrador con apariencia de realidad. La convicción me hizo exigirle protagonismo, pero no respondió: se cayó y se rompió como el parapeto que era. La conciencia ganó terreno con algo de dolor, como es usual, para dejar atrás otro mito, otro prejuicio mal adquirido y se impuso, como siempre, el darse cuenta. Hoy amanecí, espero, un poquito más cerca de la verdad.

Consecuencias acumuladas

Se acumularon las consecuencias de mis decisiones y no luzco bien. Se fueron juntando, poco a poco pero imparables, los productos de mis consideraciones pasadas en un retrato que no me gusta nada. Ya no puedo defender honestamente mi posición de siempre —ya no— y me dispongo a ver qué hago con este caldo grisáceo de situaciones que me autopropiné y saber si tengo todavía posibilidades de responsabilizarme o, por el contrario, me sigo haciendo el pendejo.

martes, 23 de agosto de 2022

La libertad individual

La libertad, me parece, radica en la posibilidad de satisfacer nuestras necesidades reales. La libertad individual es difícil de apreciar, de medir, porque muchas de nuestras motivaciones son externas, no internas; nuestras necesidades no siempre son las nuestras, sino implantadas. Buscamos libertad, amor y seguridad por fuera de nosotros y eso nos deja en un grado de vulnerabilidad peligroso en el que no tenemos control sobre nuestro propio bienestar. Queremos tener dinero porque los demás, los que tienen dinero, tienen seguridad económica; queremos estudiar esto o aquello porque esa otra gente la pasa muy bien; queremos una pareja porque los demás se ven muy bien agarrados de mano en la calle; hay que ser médico, casarse y tener hijos porque… porque los otros lo hacen, claro. Y con la cabeza mirando hacia afuera, casi que no somos responsables de nada de lo que nos ocurre. Como todo viene de afuera, la responsabilidad la termina teniendo otro. En este escenario, el desastre no tarda demasiado en aparecer y la victimización se convierte en la un instrumento útil para sentirnos acompañados, considerados, aunque siempre dependientes. La única manera de averiguar cuáles son nuestras necesidades propias (y no las del grupo) es experimentando y evaluando si nuestros objetos del deseo son imprescindibles para vivir o si son solo un extra, un deseable, la guinda del trago, pues. De resto, estamos condenados a esperar las limosnas del otro y nos exponemos a morir en la prisión de las ilusiones ajenas, con la mano estirada… y vacía.

martes, 9 de agosto de 2022

El amor deberá guiar

El amor deberá ser la guía. La acción amorosa será el instructivo para hacer las cosas bien. Sin mucho análisis, sin manuales complejos, sin reglas estrictas y sin leyes más allá de una filosofía de la bondad. La bondad bien entendida como constructora del bien y no como el regalo incondicional que termina en enredo o desgracia. Claro, la capacidad de leer las instrucciones no será gratis y habrá que pagar un precio amargo en entender el significado del amor verdadero.

Me voy antes


Como ha aumentado tanto la cantidad de desconsiderados, saboteadores, apáticos, suicidas, quejosos, víctimas, evasivos y “buenas gentes” que terminan jodiéndolo todo, adelantaré los planes de la cabaña con internet que tenía planeada para dentro de 10 años. Ya es imposible transitar en la calle, en las empresas y en las relaciones sin que salga alguien con una pendejada costosa para nuestras saludes mental y física. Subiré al fin, por el caminito de tierra, hasta llegar y establecerme en mi rancho, en mi morada final que tendrá a la mano todas las comodidades que necesito —que son muy pocas— y no tendré que calarme a diario a todos a quienes, por razones justas o injustas de mi parte, cayeron en la categoría de los nocivos —que son muchos—. Lejos, seguramente disminuiré mi lista de necesidades a las que realmente tengo y no este bulto de expectativas ajenas que quiero satisfacer como loco enajenado y posiblemente podré producir lo poco que consuma y saber, entre otras cosas, si me quedarán entonces ganas de criticar el producto. La urgencia se debe, sin embargo, no tanto a la apreciación a distancia del fenómeno, sino a que más bien quiero dejar de pertenecer al selecto grupo mencionado. Me quedaría, mis amigos, pero es que no tengo plata suficiente como para vivir distraído.

jueves, 4 de agosto de 2022

Caminando por las piedritas

Caminando por las piedritas, las del río. Caminando con cuidadito, con las rodillas flexionadas y los brazos a los lados, casi como pidiendo calma. El río creció de nuevo y exige mayor atención y concentración que antes. Considero que fue poco el tiempo de satisfacción y regodeo en los logros recientes y ahora la corriente viene con todo a poner a prueba lo que les cacareaba a mi audiencia de coctel. Antes de que el agua me lleve, debo saber cómo afincar los pies en las piedras movedizas, resbalosas, unas veces de apoyo y otras como cómplices aparentes de la adversidad. No se podría negar categóricamente que la responsabilidad propia existe, pero el embate es duro; la embestida es como para coger palco. Honestamente, siento que he avanzado, pero cada prueba produce más frustración que la anterior y como que no deja tiempo para sacudirse y aclarar la estrategia del momento. En este momento, aunque veo la otra orilla más cerca y me aferro a llegarle, la verdad es que siento también un poco de frío burlón en los huesos.

Deslizándome hacia atrás

Los pies, que caminaban a buen paso, comienzan a detenerse y a hundirse. La sensación de deslizamiento hacia atrás es extraña, lenta y desconcertante. Es como barro que sale del suelo y nos lleva poquito a poco en un deslave prometedor de incertidumbre. Me dejo caer en la silla en la que solía reflexionar, analizar, llegar a conclusiones para luego levantarme y concretar el aprendizaje, pero sus patas se han sumergido ya en el torrente cenagoso que sigue su curso en bajada, en aumento. Todo se convierte en partes más pequeñas que caen y avanzan. Me muevo para ver por la ventana por la que solía asomarme para recibir la brisa de la tardecita y mirar hacia lo extenso y positivo, como para darme ánimos por cada día difícil, por cada semana difícil: pues ahora la vista da a una avalancha total que se aproxima y las paredes que antes me protegieron se agrietan poco a poco, uniéndose al resto del deslizamiento que comenzó hace ya un rato y que cumple burlona su promesa de dilución del avance que puertas adentro yo experimentaba con tremenda satisfacción. Poniéndolo todo en perspectiva desesperada, espero que todo sea otra oleada de pruebas que parecen llover de vez en cuando para que se sepa porái si uno aguanta la pela o no. Ojalá esto sea una materia difícil más en este curso infinito que no concede vacación al noble pellejo.

domingo, 24 de julio de 2022

Todo revienta por algún lado

Todo revienta por algún lado. Alguna costura se va. El eslabón más débil, el desatendido, gritará en algún momento y pondrá el juego en jaque. En la aritmética de la vida nada pasa por debajo de la mesa; ningún disimulo cuenta porque siempre sabemos la verdad, lo bueno y lo malo, a pesar de que le busquemos nombres convincentes a los desaguisados que cometemos. Y como tal aritmética, todo va sumando o va restando. Hay varias paradas en el tiempo en las que podemos echar un vistazo al saldo, pero he sabido de cegueras pretensiosas que dejan que lo que sea que esté ocurriendo siga ocurriendo y el futuro se tiñe de malos presagios a cuenta de la ligereza y el miedo de ahora. Pero, como dije, todo revienta por algún modo. La soledad involuntaria, las obligaciones no solicitadas y, por supuesto, la salud del cuerpo, estarán ahí para pagar la cuenta abandonada por el comensal… y la pagarán.

viernes, 22 de julio de 2022

Diálogo: Yo la amo

 - Yo la amo.

- Tú le compras flores, ¿no?

- Yo la respeto, le reconozco sus virtudes...

- La llevas al cine, ¿verdad?

- La escucho, la apoyo en sus decisiones…

- Yo ayer le compré un peluche.

jueves, 21 de julio de 2022

Cerrar los ciclos

Cerrar ciclos. Suena muy “nueva era” y todo, pero cerrar ciclos es un tema. ¿Nunca se te ha muerto alguien con quien estabas peleado? A mí tampoco, pero he visto casos en los que ese ciclo abierto, accidentado, en el que no se pudo ni se podrá conversar o hacer la paces con esa persona, declarar su amor o pedir disculpas al agraviado, estará presente en la persona para siempre o hasta que reciba el apoyo terapéutico adecuado. Los casos de separaciones, conflictos con los hijos o los padres, metidas de patas en las que todo quedó como en el aire y una de las partes simplemente se quedó callada o se alejó son otros casos de ciclos abiertos. Así que sí: cerrar ciclos. No resolver, dejar las cosas así, no encargarse como gente grande de los asuntos de tal manera que queden zanjados dentro de nosotros y de los demás y dejen de perturbar los momentos actuales y futuros, como los fantasmas realengos que son.

miércoles, 20 de julio de 2022

¿Prójimo? ¿Cuál prójimo?

"Amar al prójimo como a nosotros mismos" ya se nos fue de las manos, y no porque haya exceso de bondad, sino porque se perdió el sentido que, de algún modo truculento, asoma el Libro (digo “truculento” porque de una manera aparentemente unánime todos lo entendieron así). Quitando de la escena el odioso egoísmo de algunos para quienes el prójimo es realmente un fastidio, algo externo, ajeno, gente que floja, que no se conoce o, en el peor de los casos, no importa, por el otro lado queda un grupo de mejores gentes que malentendió el precepto y anda por ahí rajándose el cuero, según ellos, amando al prójimo. Pero ahí está el asunto: si usted no sabe lo que es "amar", le caerán encima las consecuencias de un error fundamental. Amar al prójimo no significa dejar de amarse a sí mismo. Amar al otro no implica abandonar la propia salud, la propia familia, el propio sentido de la vida. Está clarísimo que en el caso de muchas personas "amarse a sí mismos" encierra una conducta egoísta que va en contra de la doctrina, pero me resulta claro, mis muy estimados sacrificados, que abandonarse para atender a otros es un sinsentido que hasta a la propia vida amenaza y que, en términos prácticos, resulta una estupidez: si no me cuido, llegará el momento en que tampoco pueda cuidar a nadie más. La compulsión del autoabandono y la infelicidad inducidos por demostrar una supuesta santidad indica más bien falta de amor y va más allá de la demencia, de lo que se pueda entender, y claro, de lo que otros puedan aprender sanamente. Cuídate.

lunes, 18 de julio de 2022

Ahora dime

Ahora dime: ¿Quién va a cocinar? ¿Quién va a lavar los platos? ¿Quién va a lavar la ropa? ¿Quién va a barrer cuando se note? ¿Cuántos niños vamos a tener? (¿Vamos a tener niños?) ¿Qué religión tendrán los niños? ¿Quién les hablará de amor, de respeto, deberes y del sexo? ¿Quién va a trabajar en la calle y quién en la casa? ¿Con cuánta plata o trabajo físico y mental va a contribuir cada uno? ¿Dónde vamos a vivir? ¿Vamos a dormir juntos o separados? (¿Roncas? ¿Sudas? ¿Ves TV hasta muy tarde o en la madrugada?) ¿Nos vamos a revisar los teléfonos para chequear fidelidad sexual? ¿Para adónde nos iremos de vacaciones? ¿Vamos a conservar los amigos? (¿Puedo ir a ver a mis amigos sin ti?) ¿Cómo vamos a hacer con las familias? (¿Puedo ir a ver a mis padres sin que te enojes? ¿Vas a ir tú, yo, juntos?) Porque si no, mira, mejor dejamos la cosa aquí, en la calentura.

Sueño engañoso

Una manera de saber que se estuvo soñando es al despertar. Todo parecía tan real, todo se sentía tan de verdad verdad. Pero no lo era y esa sí es la verdad. Esa sensación de reconocer el sueño puede, en contadas ocasiones, ocurrir durante el mismo sueño; leves momentos en los que se siente que algo no cuadra, que está desubicado o fuera de tiempo, como el gato de la matrix; como cuando se pierde el sentido, el propósito, la sensación de avance. Siempre he pensado que si tu sueño es agradable, quédate en él; pero si es una pesadilla, será mejor que salgas de ahí y examines, con criterio de supervivencia, lo que te causa tal sufrimiento.

Con el miedo en los tuétanos

Para no quedarme solo, la búsqueda desesperada me lleva al “peor es nada”. Para no escuchar mis propios pensamientos, subo el volumen a la música, me meto unas pepas o me echo una pea o, en el mejor de los casos, no paro de hacer y hacer durante el día. Por miedo a no ser nadie, seré alguien que no soy. El miedo está metido en todo, lo contamina todo. Aunque uno piense que actúa libremente, si apagas la luz verás a todos los fantasmas esbirros del miedo que han sido inoculados, sin que sean evidentes, en tu cabeza, en tu corazón. El miedo es estructurante, por eso no puedes sacarlo: porque ya llegó a los tuétanos.

La inocencia, el estado original

La inocencia, el estado original de la conciencia no contaminada. La acción sin mancha, sin precaución, sin miedos inoculados por el egoísmo. Hacer bien solo por el bien, sin más razón que el impulso amoroso que resulta del equilibrio de cada uno, propuesto a convertirse en equilibrio mancomunado. Donde aparezca un agujero, se llenará, y donde se asome un promontorio, se emparejará. Así iríamos, indefinidamente, atravesando un mecanismo bondadoso automático en el que todo fluye como el agua: se desliza, rodea y se detiene sin resistirse, porque… ¿a qué habría que resistirse, si todo es natural? Así caminaríamos, sin agujeros tortuosos, eternos e insoportables, ni promontorios que lleguen a ser piedra de tranca. Es difícil, impensable por ahora, pero es una posibilidad cierta porque cada uno de nosotros lleva dentro esta necesidad urgente, este deseo; el deseo de no temer ser quien realmente somos, sin complejos inyectados desde afuera por otros más poderosos, pero con el mismo miedo.

sábado, 16 de julio de 2022

Perder la inocencia de nuevo

Perder la inocencia de nuevo ante acontecimientos nuevos y hasta innecesarios. Tal vez se puede aprender más bien desde arribita, desde la superficie, sin restregarse tanto en la mugre, como para confeccionar una teoría, una creencia apacible que nos permita respirar con mesura. Quizás no se deba uno sumergir hasta la asfixia en la guerra, el hambre o la muerte como para saber que existen, duelen y saber, ciertamente, cómo vivir con ello, cómo ayudar si es posible, cómo mantenernos en pie sin que nuestra vida se contagie con el desastre que vemos alrededor y todo se termine de joder. Posiblemente no haya que conocer el asunto en la propia piel para obtener un criterio válido y confortable para los efectos. Mira que, por más que queramos saber todo a ciencia cierta, de primera mano, corremos el peligro de convertirnos en esa basura que observamos, hasta ahora, de lejos.

Mete la pata ya

Mete la pata ya. Ahorita mismo. Como es la manera más efectiva de aprender, no dudes y lánzate. Aprovecha que ahora tienes la edad para eso: para cagarla. Luego aprenderás por la misma vía a disculparte, a pedir perdón, a reconocer, a ser humilde… pero ahorita no. Inventa, intenta, logra o falla sin el terror de equivocarte porque eventualmente lo harás. Tus ideas y reflexiones están bastante incompletas, pero cuélgate de ellas para opinar, para actuar, para seguir tejiendo lo que mucho más tarde se convertirá, sin tanto grito, sin tanto brinco, en sabiduría. No lo dejes para después. No te quedes con la espinita para siempre para luego, ya sin fuerzas ni recursos, pensar en intentarlo o arrepentirte amargamente. Tú y yo sabemos que no les haces caso a los adultos porque ellos han demostrado estar fuera de tiempo para las dificultades que tú enfrentas. Sé que piensas que tú sí lo lograrás porque lo has pensado mejor, pero no será así porque no encuentra quien se desespera en la búsqueda, quien no está abierto a las nuevas experiencias aunque reconozca, de manera flaca, que todo lo que sabe lo aprendió antes.

viernes, 15 de julio de 2022

Abedia María se fue

Abedia María se fue. Agarró sus cachachás y arrancó. Se cansó del pallá y pacá de la situación y dejó el pelero. Dejó, sí, mucha gente jipiando porque dicen que faltó tiempo de estar. La gente es así de inconforme. Lo cierto es que sí nos dejó un cuento bonito de primera y segunda madre; siempre acogedora, siempre un plato de comida y su muy extraño "perdone lo malo" al final de las visitas. Anoche había una luna grande y redonda que aparentaba ser cada uno de sus cachetes al sonreír. Te dejo un beso espacial, Abedia María, tía querida, "india de grave postura".

lunes, 11 de julio de 2022

Caigo mal

Caigo mal. No sé si son los temas o los tonos en los que los planteo. No sé si voy adelante o voy detrás, pero luzco desubicado. La evasión ajena a mi presencia o a la conversa espontánea conmigo es un hecho. Yo me negaba a creerlo, pero el patrón es indiscutible. Por ahora, no sé qué hacer. Por ahora estoy como encandilado por la nueva realidad. Ya veré. Tal vez encuentre el botón perdido para ajustarme a los demás o, tal vez, mande a todos al carajo.

sábado, 9 de julio de 2022

Promesa a mi pequeño hijo

Prometo tener a mi hijo con la intención de que viva, disfrute y aprenda de su vida con la oportunidad que yo también tuve. Prometo dejarle escoger sus caminos aportando mi opinión mientras le aclaro que es solo mi opinión amorosa. Prometo no pretender que mi hijo sea mi prolongación, mi legado o que lleve a cabo mis proyectos frustrados. Prometo dejarle en paz y no fastidiarle la vida con mis comentarios flagelantes acerca de cómo debe hacer las cosas. Prometo, finalmente y en resumen, permitir que mi hijo tenga derecho a ser distinto a mí.

miércoles, 6 de julio de 2022

El disfraz del miedo

El miedo es libre, como se puede escuchar en la calle. No se discute la presencia del miedo porque sus causas, conocidas, presumidas o desconocidas, son muy variadas y merecen el reconocimiento de quienes miramos desde afuera. Lo que puede prestarse a larga conversa son las máscaras o maquillajes que se le pretendan colocar al miedo para disimularlo, siendo más odiosas las presuntuosas. Desprestigiar lo que esté a tu alcance para que tu cuento cuaje va más allá, incluso, de lo aceptable. Tu miedo no solo te impide el goce decente de tu propia vida, sino que puede amargar, de vez en cuando, la de los demás. Así es, pues, cómo tu reacción ante una situación para muchos normal, llega a ser la razón por la que nadie te aguanta.

martes, 5 de julio de 2022

¡Inteligente nunca!

La verdad es que no quisiera ser tan inteligente para no sentirme forzado a usar esa tal inteligencia. Al saberse inteligente, el ser humano cae secuestrado y seducido por su ego y necesita con ansiedad que todos le reconozcan constantemente sus habilidades. Mejor no; déjame estar aquí, tranquilito y aparentando mayores estupidez e ignorancia de las que albergo para así estar más protegido de quienes se la pasan buscando malabaristas del intelecto para fastidiarles, entretenerse y presumir ante el resto. ¡Zape, gato!

domingo, 26 de junio de 2022

Cambió el eje de mi vida

Cambió el eje de mi vida. No sé cuándo ocurrió, pero todo lo que soy gira distinto; mis pensamientos, mis emociones y, como consecuencia, mis actos y preocupaciones, tienen un nuevo centro. En medio de un proceso confuso y harto doloroso, desnudando mis creencias, desmontando mis antiguas verdades una a una, lo que quedó después del incendio fue un paisaje muy distinto al que venía apreciando desde mucho antes. Después de observar las ruinas de un pasado que dejó de funcionar y me llevó a un callejón de tormentos irresolubles, se aclaró el escenario y ahora puedo ver que caminos ajenos a mis viejos paradigmas aparecen y, entre el temor y la indisposición residuales, todo aparenta ser fresco, extrañamente nuevo y con diferentes opciones para retomar una existencia distinta a al sobresalto y a la inmediatez compulsivos. No llego todavía al final de esta transición novedosa —y quién sabe cuánto tomará—, pero puedo ver algunos síntomas leves de mejoría a los que apuesto sean, a la vez, el principio, la puerta de salida y la aproximación al otoño sin los miedos de siempre.

sábado, 11 de junio de 2022

El mapa perdido

Cuando estamos perdidos, cuando nos salimos del camino porque perdimos el mapa original del terreno, muchos tendemos a olvidar que perdimos el rumbo y comenzamos, fantasiosamente, a inventar nuevos caminos que nos llevarían, según nuestra ilusión, a encontrar el destino necesario. Podemos escribir libros, dar charlas y hacernos famosos por inventar mapas “coherentes” y creíbles de cómo llegar al sitio, pero verdaderamente ni siquiera nosotros podríamos llegar allí. Todo esto pretende ser una analogía de cuando perdemos el comportamiento amoroso –si es que alguna vez lo tuvimos–; pero no el amor dramático o adolorido, sino el amor verdadero, ese que no tiene limitaciones en sus consideraciones. Quiero decir que, una vez perdido el camino amoroso, no hay mucho más que se pueda hacer para llegar al destino necesario, incluso entre el entretenimiento, la diversión y la pasión ocasionales, que son atajos que se desgastan muy fácilmente con la rapidez y frecuencia que ya conocemos.

jueves, 9 de junio de 2022

Voluntad saboteada

Quiero, quiero y quiero, y solo veo la solución en el objeto deseado. Cuando tengo cómo obtenerlo, mi libertad de decisión me otorga la satisfacción. Pero resulta que ese “querer” no era producto de mi voluntad, sino de mis emociones. Resulta que esa supuesta libertad me venía dada por otra gente que me detonó esas emociones y no por mis verdaderas necesidades. Llevo tiempo cacareando mi nueva libertad, pero estoy notando ciertas goteras en el parapeto. Por un lado, lo que llamamos razón, ese conocimiento de mi bienestar, me dice que no debo querer esas cosas específicas porque me hacen daño. Por otro lado, mis pasiones emocionadas me indican que sí, que es exactamente eso lo que quiero, el de la marca tal, el del tamaño tal. Como un interno siquiátrico, me debato entre estas dos posiciones encontradas, sabiendo que ganará la pasión, la emoción, la novedad, el olor a plástico y cartón nuevos. Afortunadamente, parece que apareció en escena un nuevo actor, que es la conciencia y que está por encima de los mencionados y me hará demostrar, con un solo movimiento, que puedo seguir el designio de la razón en mi propio beneficio, en lugar de sucumbir de nuevo ante la seducción de la cosa sin calor ni propósito. Así lo pude hacer, a pesar de la flojera, la tristeza y la rabia, de tal manera que ahora sé que soy capaz de sentir la libertad que da la conciencia por medio de mi propia voluntad. Ahora ya sé qué quiero querer. 

miércoles, 25 de mayo de 2022

Descreídos

Al parecer, cuando al que no creyó se le acaba el camino y no pudo resolver a la manera mecánica, materialista, qué pasará después de morirse, comienza, sin mucho complejo, a preguntarse asuntos sobre la trascendencia. Pareciera que toda la energía que se invirtió en negarse a escuchar, ahora se invierte en tratar de concluir el tema, así como cuando se hace la tarea rapidito antes de la revisión. Es tan común y tan cuento viejo, que se hace previsible —aunque el sujeto no lo manifieste—. Es en esos momentos de posible recta final que la pregunta ancestral del miedo se hace presente hasta para el más pintado, incluyendo a quien escribió libros y dio conferencias rabiosas en contra, lo que entonces pareció más meterse con la limosna y no con el santo. Lo cierto es que el abuso del argumento nihilista, ese de explosión irreversible, del de cerrar la puerta, ha impedido escuchar algo distinto a sabiendas de la ignorancia inherente del ser humano. En el trayecto de la historia es ver cómo un tema de tratamiento adolescente llega, a la hora del campanazo de la muerte, a una pared inmensa autoconstruida que niega la propia salvación.

martes, 24 de mayo de 2022

Dar el ejemplo

Dar ejemplo recoge todo aquello tan difícil de decir y de entender. Es como llevar la muestra pieza a la tienda en lugar de describirla largamente. El ejemplo quita de en medio los  malentendidos que normalmente aparecen en la comunicación. Por todo ese beneficio de omitir lo que no se sabe decir ni escuchar en un momento dado es que, al dar un ejemplo, quien recibe el mensaje expresa un “ah, ya sé” de iluminación del entendimiento. Ha de ser por eso que la muestra es tan poderosa. Cuando se observa un comportamiento, una forma, se sabe, sin mucho parloteo, si hay correspondencia o no, si hay coherencia o no, si, incluso, hay hipocresía o no. No importa lo que digas o digan de ti; la muestra de tus formas comportamiento saltarán por encima de todas esas manipulaciones y entenderemos, muy fácilmente, de que se trata… qué bicho eres realmente.

lunes, 23 de mayo de 2022

Mi verdad resultó creencia

Mirando alrededor, revisando historias, comparando resultados e identificando incoherencias, mi opinión hasta ese el momento se debilitó hasta desaparecer ante mis ojos y me vi de repente entre un grupo de gente que predica y no practica, de esos que dan con una muy honesta conclusión que nunca llega a hechos concretos que produzcan la felicidad. Descubrí que mi verdad era solo mi creencia. Sin embargo, y por sobre esa reflexión, no tengo nada mejor en qué creer y tal parece que así seguiré, escudriñando, tejiendo mi propio criterio, pero esta vez sabiendo que tengo una opción entre muchas, un instrumento conveniente para sentirme bien conmigo mismo, una puerta abierta al respeto a los demás. Tal vez sea un alivio saber que mi creencia no tiene el peso agotador de la verdad absoluta, pero que sí me produce un bienestar digno de mis necesidades particulares y que me traerá esa felicidad siempre tan escurridiza.

martes, 17 de mayo de 2022

Egoísmo disfrazado

No sabría decir si es amor cuando lo que quiero es que estés para mí. A veces lo dudo, porque mi deseo de tenerte, de que me hables y saber que estás a mi lado es incluso más fuerte para mí que tu bienestar. Creo que es muy fácil disfrazar mi sentimiento porque luce bueno, altruista, cuando no perderte es en realidad es una muestra de mi más purito egoísmo.

lunes, 16 de mayo de 2022

No hay atajos

No hay atajos. Todo deberá ser poco a poco, a pulso, con meticulosidad. La evidencia es harto elocuente al mostrar lo resultados. Ya vimos que la moda no lo logrará. Ya sabemos que no es con la ciencia. Tenemos la certeza que no es por medio de la tecnología. Por supuesto, menos será con las doctrinas políticas, religiosas o ideológicas. Ni hablar de la guerra. Esto no tiene solución inmediata, rapidita, como nos gusta. Para arreglar las cosas y sobrevivir, las acciones deben verse filtradas por la nueva conciencia, por el comportamiento respetuoso, constructivo, por la creatividad amorosa en la mente y los corazones de los nuevos padres. El borrón y la cuenta nueva —sobre todo la cuenta nueva— comienzan en los nuevos hijos que, como ejemplo fundador, tendrán a las buenas gentes que los guíen en sus vidas tempranas. Ya lejos de los traumas de la violencia directa y la indiferencia, la inocencia, el amor y la compasión tomarán un nuevo lugar, un nuevo significado, reemplazando las conductas de los “vivos”, de los astutos, de los tracaleros que se babean por el poder malnacido. Pero que los nuevos humanos se encarguen del asunto y disuelvan los conflictos mezquinos llevará tiempo, esfuerzo, paciencia infinita de parte de quienes tienen claro el nuevo propósito y la claridad de no volver atrás. No hay otra manera, mi pana: deja de ser iluso porque no hay atajos.

jueves, 12 de mayo de 2022

Sencillez en la complejidad

Vivir con sencillez en la complejidad potencial. Caminar cada día por la paradoja entre el ruido exterior y la tranquilidad profunda, pero afortunadamente anclados a la fuente de esa paz. Es el aporte de la herida ya sanada. Es como habitar una casa bien construida, dejando el montón de herramientas guardadas en el sótano. Es el descubrimiento de saber que cada minuto contiene la maravilla necesaria para no buscar más, ni en otros momentos, ni en otros lugares.

sábado, 30 de abril de 2022

Quietud engañosa

Existen movimientos tan leves que ocurren enfrente de nosotros sin que nos percatemos de ellos. Hay cambios fraguándose de los que no tenemos conciencia y que hasta podríamos negar en la discusión. El crecimiento de un árbol o nuestro propio envejecimiento dan fe de la ceguera adolescente que podemos experimentar y, estas son verdades que, como los ríos, tarde o temprano cobrarán su espacio... normalmente demasiado tarde.

miércoles, 27 de abril de 2022

Amiguitos por internet

Amiguitos por internet. Amiguitos de a toques, por segundos. Amiguitos de una lista de distribución, por orden alfabético o de desaparición. Compinches escondidos detrás de saludos no respondidos o en conversas sin despedida. Ni se diga de las miradas que conectan, de los apretones de mano y los abrazos bien sentidos. Estalló la bomba y todo parece haber desaparecido o, en el mejor de los casos, volverse misterioso. Así es como entre frases célebres, links y videítos, de lo que antes era un verdadero banquete ocasional, solo queda el insípido pasapalo frío.

lunes, 25 de abril de 2022

El mapa y el terreno

A veces nos quedamos enganchados, atorados en el mapa como si este fuese el terreno real. Y ahí permanecemos, como si estuviésemos transitando la realidad, pero no es así. El terreno se vive por medio de los sentidos, de la experiencia misma. El mapa sigue siendo la idea de lo que es, de lo que existe, y ese mapa depende de lo que pensemos, de lo que haya en la cabeza. Salir y sentarse a la sombra de un árbol y sentir la brisa es una experiencia; pensar en el árbol y en lo rico que sería salir un rato, es solo una idea. Vivir la vida es la experiencia máxima; reflexionar sobre la vida es dibujar mapas que, aunque útiles, solo ocurren en nuestra cabeza y no nutren para nada el sentido de vivir. El intelecto, el conocimiento y la cavilación constante se han erigido como los elementos más importantes para la gente moderna, pero se quedan pálidos comparados con la sensación directa del mundo en nuestra piel, en nuestra vista. Sal a caminar un rato. Razonar no basta.

Petición de perdón a mi madre

Perdón a mi madre. Perdona, vieja por tardar tanto en valorar tu amor y tus esfuerzos analfabetos. Perdona el impulso atropellado que le di a tu crecimiento durante el mío. Perdona esa sensación de abandono de mi parte que te ataca de vez en cuando. A partir de ahora te seguiría pidiendo perdón por muchas otras cosas que te ocasioné, pero en este punto debo compartir la responsabilidad contigo misma y con las generaciones anteriores que fallaron inconsciente y recurrentemente en proveer las herramientas necesarias para lograr la felicidad.