Pues, si, aquí
estoy. Con esta sonrisa atrapada entre mis dientes. Después de lo que pasó,
pensé que no ocurriría más, esto de estar así de ligero. Y yo que pensé que era
el final de mis días, que sin ti nada tendría sentido. Incluso me dejé caer en
el suelo y esperar que una muerte dramática, pintoresca, una muerte que rayase
en lo cursi, viniera y me recogiese de mi postración. Pero no fue así; me quedé
esperando y esperando… después de un rato, nadie vino, nadie se compadeció y
sintiéndome en medio de una tremenda ridiculez, tuve que levantarme y usar mis
pies, ya no tan desahuciados. Tanto la figura como el fondo eran oscuros,
inciertos y lo que provocaba era renunciar. Pero resulta que renunciar no es
tan fácil; para renunciar se necesita más valor que para seguir en el juego…
por eso, me vine y me di un baño y me vestí para caminar hacia algún lado, y
comenzar a buscar el sentido que pareciste llevarte, y que finalmente, lo que
pudiste hacer fue esconderlo muy bien. Espero que estés igual de bien, igual de reconciliada.
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