Espero que te guste el contenido. Para sugerencias, objeciones, protestas o propuestas, escribe a "leonardo.rothe@gmail.com"

lunes, 21 de febrero de 2022

Nada en común

Caminos transversales. A veces nos encontramos, pero por poco tiempo, con poco tema. Normalmente, andamos por ahí tan perpendiculares, sin entender mucho lo que siente o hace el otro. Entiendo que muestras comportamientos particulares por algún motivo válido para ti, pero no deja de resultarme desconsiderado, impensable, absurdo. Creo que solo queda respetar sin pensarlo mucho —tal vez una cortesía marginal— y alejarse en esta órbita de contacto antes de agarrar otra arrechera más.

jueves, 10 de febrero de 2022

Soy libre

Soy libre. Libre de la única forma en que se puede ser libre: libre de la identidad. Identidad es apego. Identidad es garrapata con algo con lo que nos quisiéramos fundir hasta ser eso mismo. Soy libre de la identidad; de la identidad con grupos, con multitudes, con pensamientos pasajeros, ajenos, interesados. Soy libre de las emociones perniciosas que alguna vez me definieron. Soy libre de la personalidad, esa bandera que clavamos tan convencidos en nuestro corazón inocente, ese maquillaje forzado con el que queremos aparecer ante los demás para no ser tan ese que éramos cuando niños, cuando comenzaron a nacer todas las penas y las vergüenzas actuales. Como verán, no dije “cómodo” o “feliz”… dije “libre”. Esa nueva libertad me suelta con una gran caja de herramientas en un campo en el que todo está por hacer. ¿Todo de nuevo? ¿Y eso no duele? Duele, sin duda, pero ya no aguanto los alivios, los paños calientes temporales que me traen doblado y cabizbajo desde hace rato. Ahora necesito curarme y eso requiere arrancar las costras viejas para crear nuevas cicatrices, efectivas, amorosas, que me permitan caminar a través de lo que otrora fueron rejas y muros construidos con las mismas fuerzas con las que ahora quiero destruirlas.

Necesito entender

Necesito entender. Necesito abarcar la situación lo más que pueda para tomar una posición, una decisión, esta vez fundamentada y favorable. Esta vez no quiero librar una batalla en la que salga dañado de nuevo por causa de mi ignorancia y de mi orgullo. Esta vez pude detectar a tiempo que no estaba preparado y que estoy dispuesto a aprender cómo hacer las cosas para que resulten edificantes. Hoy no tengo complejos. Así como en el pasado no tenía la capacidad de solucionar situaciones que dependían de mí, pero que no comprendía en su totalidad, pues ahora puedo tomar el camino más sensato. Esta vez no quiero tener la razón, gritarles a los demás que están equivocados, que así no es. Lo que quiero es tranquilidad, sosiego: esa paz que brinda recorrer el camino con la mente abierta, sin ese miedo que entorpece y destruye todo y solo deja el lamento necio flotando por las noches.

martes, 8 de febrero de 2022

Alarma estúpida

Enojarse y preocuparse es tan fácil para nosotros que hasta resulta vulgar el mecanismo tan sencillo de estimulación y respuesta. Es tan, pero tan eficiente la trampa, que nos quita crédito para aquello de la seriedad. Somos una alarma sensible y estúpida que se activa con cualquier cosa que suceda, por muy insignificante que resulte finalmente el asunto en el sentido práctico. Sopla el viento, cae una hoja de un árbol o se escucha una voz, un pensamiento enrevesado y tendremos asegurado un rato de desasosiego cortesía de nuestra pendejada disfrazada de precaución, de dignidad. Somos, la mayoría de las veces, un montón de piezas sueltas que descansan encima de un resorte caprichoso que se activa muy vergonzosamente, quitándonos la posibilidad de madurar, de abstraernos, de ver las cosas en su justa magnitud y no con el drama ridículo que nos arrastrará, si es que llegamos, a ser viejos asustados y cascarrabias que alejarán −o por lo menos amargarán− a sus afectos.

jueves, 3 de febrero de 2022

Es la idea lo que jode

No es tanto la cosa, sino la idea de la cosa lo que jode. Sin perder la vista en el hecho en sí, se puede inferir que la prioridad mental de ese hecho es lo que manda. Cuando vemos lo invisible que resultar algo para quien no está interesado o lo preponderante que puede ser para alguien apegado a ello da cuenta de la preponderancia de lo mental y sobre lo real. Eso pasa con la muerte, con la pobreza, con la soledad y los demás tipos de miedo que guardamos. La idea de la muerte, por ejemplo, es mucho más poderosa que la muerte misma. El miedo a la muerte, su proximidad, los pensamientos recurrentes y las pesadillas ciertamente van a ocupar un espacio en la ya frágil existencia y quitarán tiempo que puede invertirse en vivencias agradables o pacíficas; así que el miedo saqueará los bienes que la mente afectada, como lacayo del ego y el pobrecito yo, le brinde en bandeja de plata. Supervisa tus pensamientos.