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lunes, 25 de enero de 2021

Las válvulas de la vida

Las válvulas, tal como las conocemos, son un mecanismo para regular los flujos, para liberar las presiones: el instrumento por excelencia para alcanzar el equilibrio… o al menos eso se supone. Mirando al espejo y por la ventana, podemos ver que aunque no lo sepamos, todos andamos en busca del equilibrio y pasamos toda la vida tratando de emparejar el aporte que deja cada día con el bulto de creencias que traemos del pasado. Al sentir hambre, uno come. Al sentir el peso en la vejiga y demás tripas circundantes, uno se levanta para ir al baño y equilibrarse para quedar como nuevo. Unos estudian, otros trabajan, otros se casan. A veces se torna confusa la cosa en eso de buscar equilibrios, y cuando las creencias son necias y autodestructivas, comenzamos a necesitar “mi propio espacio”, retiros, terapia. El alcohol, el café, la novia, la oficina y demás drogas están ahí como acomodo temporal, esperando a que entremos en crisis existencial para recibirnos. Trabajamos y estudiamos hasta necesitar vacaciones —o al menos la cervecita del viernes—; compramos un artículo hasta que necesitemos otro y otro; trabajamos en la meta establecida hasta necesitar otra meta distinta, porque nunca bastará, porque “hay que tener una ambición”. El entorno nos afecta la mente, y ésta al cuerpo, así que no pasará mucho tiempo para que llegue la alarma, la intranquilidad, la enfermedad, diseñada específicamente para entregarnos el ultimátum ante nuestra inconciencia incansable, repetida, reinventada cada vez bajo el disfraz de progreso.

domingo, 17 de enero de 2021

Respeta al otro

Cada quien se comporta y cree en lo que le cuadra en su recorrido por la vida, por lo que es imposible creer y comportarse de otro modo, al menos por el momento. Yo sé que es muy sabroso hablar como si se tuviese la verdad de todo y del otro y decirle en su cara "cómo es la vaina", y menos si eres un pésimo maestro. Además, si te crees tan capaz e inteligente, practica ese ejercicio de respetar al otro para ver si puedes... seguro quedarás ante los demás y ante ti mismo mejor de lo que quedas ahora, atorrante insalubre.


viernes, 15 de enero de 2021

Aún sin entender

No ha llegado aún el momento de entender lo que acaba de pasar. Es pronto para ello. Lo reciente del asunto ni siquiera duele como es debido, como es necesario, como será inevitable. Pero pronto podrás sentir, entender -y espero que aceptar- lo que ocurrió aquí. Más pronto de lo que pudieras pensar, se presentarán las evidencias y el control de daños correspondiente. Muchas cosas vendrán por sí solas y deberás encararlas con ese temple que te caracteriza. Pero eso no es ya. Por ahora, ve preparándote para echar para afuera todos los improperios que se te vengan a la cabeza. Por ahora, tienes el permiso de todos nosotros para desahogarte. Eso sí, muy pronto serás tú quien deba acercarse y comprender a cabalidad la explosión, el tamaño de la ofensa que estás a punto de proferir.

jueves, 7 de enero de 2021

Da un paso

Da un paso. Da el próximo paso. No te plantees mil pasos. Solo concéntrate en la dirección correcta: la tuya, la necesaria. Si logras la dirección, el sentido propio, sospecho que uno a uno, muchos pasos se concretarán por si solos, automáticamente e incluso más rápido de lo planeado, como producto de seguir un camino meditado, con libertad en los pies, en el pecho, en las manos y que te deja ese gozo. Ten en cuenta que un logro no parido desde nuestro interior será una medalla más que llevará polvo en la repisa, un trofeo que perderá el brillo con el tiempo. No te apures. No prestes atención a las presiones de la corriente de moda, de los eruditos de turno, de los charlatanes de siempre. Hazle caso a tu corazón mientras conservas abiertos los ojos. No confundas la pasión del momento con tu dirección final. La pólvora enloquecida puede quemar las manos… o no.

Día de parada social

Día de parada social. Tomaré un día de la semana y haré valer mis principios más individuales, de hecho, los más egoístas y mezquinos. Una vez instaurado el Día de parada social, deberán ustedes estar seguros de si contactarme ese día o no, dado que los perros andarán sueltos. Pero no será para mal, necesariamente. La bondad no estará excluida. Lo que andará suelto será la honestidad en su modo más crudo. Ese día no observaré las reglas sociales, los filtros que normalmente se utilizan ante situaciones con otra gente o las mentiras blancas que todo solucionan a corto plazo. En este día no te serán de utilidad los favores pendientes, las deudas causadas o mis remordimientos de conciencia. Podría ese día ser de máxima utilidad si quieres saber lo que pienso de ti o de tus cosas, de hecho y por el contrario, podrías conocerme tal como soy y enterarte de que te quiero que jode. Ojo, no te servirá de ningún modo hablar de otras personas para ver qué me sacas porque lo detectaré y de nuevo: te diré lo que pienso de ti. Por supuesto, ese día haré lo que me dé la gana: dormiré, leeré, escribiré, beberé, saldré adonde quiera sin tener que dar cuentas al vigilante de turno. Como descargo, debo decirles que mis derechos llegarán hasta donde el derecho de los demás… y tal, por lo que no será un día para el vandalismo —no sé si lo entiendas así, dado que como nunca lo he hecho, podrías ofenderte—. Pues sí, para que no hubiese malos entendidos, quería que supieran que decidí tomar este día festivo como válvula para drenar el acartonamiento y el encadenamiento tan normales de esta vida tan elegante y civilizada en la que terminé pagando condena y que ahora, sin frenos posibles, se perfila como una cadena perpetua. 

miércoles, 6 de enero de 2021

Romper el ciclo venenoso

Hay que romper el ciclo. Hay que acabar con el sufrimiento inconsciente. Se debe poner la tranca a esa puerta de mierda que no deja de dejar pasar el dolor autoinfligido y que con tanta eficiencia lo transmitimos en forma de herramientas a quienes vienen detrás. Será doloroso para el último de la fila. Así como en La víbora de la mar, alguien será la última víctima y vivirá el dolor de darse cuenta, pero la sabia aritmética de la vida debe encontrar su camino en la sanidad de mente y cuerpo. Se acabará eso de caminar a ciegas, golpeando cada objeto, cada situación en el camino, para dar paso a un viaje consciente, con los ojos bien abiertos para disfrutar y para ir corrigiendo el rumbo. Ya basta de echar culpas, de gritar por la ventana. Está bueno de dejar que los otros decidan y sean responsables de nuestros triunfos y fracasos. Agarra el volante. Destapa la ruta para quienes se dieron cuenta, pero te quieren tanto que no embestirán contra tus ideas ligeras, aparentemente sabias, pero definitivamente destructivas.