Seremos dos presencia casi fantasmales
que se unen en el sitio y el momento precisos para hacerlo. Sin
preguntas, sin dudas, sin retraso. Nos sabremos pertinentes,
convenientes, oportunos. La mirada será la esperada, la necesitada.
La cercanía extrema vendrá cuando deba. Los besos y las caricias
serán envueltos en la magia inefable, tejida por ambos y sin
desperdicio alguno. El episodio tendrá las páginas que requiera,
las palabras que adoro, lo que te haga entreabrir los labios sin
decir nada. La niebla bajará, desnudando el vértigo, convirtiendo
la locura en peligrosísima razón para ser, para seguir. De repente
no estarás a la vista. Súbitamente tu sombra dará el último
latigazo a la pared del corredor que te vió entrar. No hay acuerdos,
no hay próxima cita, pero sé, como hasta ahora ha ocurrido, nos
volveremos a ver.
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