Chantajéame. Anda, ejerce tu poder.
Aplica tu coerción seudo moral conmigo. Hazme frenar antes de
retirarme a la libertad del sociego total. Lanza tu lazo invisible y
despreciable para soltarme tu cochinada de proposición. A diferencia
del pasado, hazme ahora tu esclavo bajo protesta. Aprésame con tus
zarpas traidoras y sin miramiento alguno. Yo detendré mi paso
apurado, y con la sonrisa sarcástica de la derrota y la mirada clavada en tus ojos, asentiré ante
tu orden.
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