El nuevo paradigma. La regla novísima
que venden los aparadores callejeros. No importa si lo necesitas con
urgencia, ni si lo necesitas apenas; de hecho, no importa si lo
quieres o cuánto trabajo y tiempo haya costado. Como puedes, debes hacerlo. Como tienes cómo, como tienes
tiempo, como tienes unas ganas locas de pertenecer a esa élite,
debes perpetrar el hecho. Nadie te preguntó si querías. A nadie le interesa.
Ninguno de los demás reclutados tiene la mínima idea de por qué lo
terminó haciendo, sino que se guiaron por un cartelito que decía:
“¿Por qué? Porque puedo”. Y mientras, el que publicó susodicho
cartelito se frota las manos porque él y su grupito si que están
bien claros de qué quieren y cómo obtenerlo. Desde lejos, me parece
un pelotón de borregos sonrientes que caminar a cierto tipo de
matadero, mientras el pastor se imagina un futuro mejor sólo para él
y nutrido de lo imbéciles que hemos sido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario