Cúbrete
de gloria. Anda, corre, llega. Ya sabemos que puedes. Prueba del dulce después
de sueños y amargo. Sube a la colina y planta tu bandera, di tu discurso, siente
de vuelta lo que has aportado. Eso sí, cuídate de la rapiña de quienes negocian
con la sangre fresca, genial; de quienes, como caimanes en boca de caño duerme
hasta que un excelente prospecto de estrella, como tú, les golpea en la
mandíbula y comienza el mosdisqueo. De todas maneras recuerda que quienes
estuvimos contigo y supimos de tus esfuerzos y sinsabores, siempre estaremos
contigo para advertirte. Pero la decisión es tuya. Por eso, te deseo mucha
suerte. Espero siempre que ese destello de sabiduría que luce por madurar te
ayude. Aquí estaré esperando cómodamente sentado por si quieres conversar. Un
abrazo.
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