Espero que te guste el contenido. Para sugerencias, objeciones, protestas o propuestas, escribe a "leonardo.rothe@gmail.com"

viernes, 6 de enero de 2012

Bailemos ésta


Bailemos. Bailemos ahora, si me lo permites. Toma mi mano y caminemos hacia la pista. Aprovecharé de ver tu figura mientras me arrastras boquiabierto al centro del lugar. Dame la otra mano, abrázame, como he querido que lo hagas desde hace meses. Miras alrededor antes de mirarme a los ojos, seguro para darte tiempo de no mostrar la ansiedad que espero que sientas, tan igual como yo. Tu mano tibia en mi mano izquierda; mi mano en tu cintura tensa, al fin. Quisiera quedarme así unos minutos, pero no tengo más remedio que deslizarme y hacerte girar para comenzar. Rozo tus rodillas y tus muslos mientras te recibo con una mirada culposa y una sonrisa que se las trae. Siento que buscas hundir tus dedos en mi hombro a medida que avanza la pieza, sin darte cuenta de que delatas tu intranquilidad entre mis brazos. Con un poco más de calor, te acercas y te recuestas de mi pecho, dejando sentir el perfume de tus cabellos en mi cara. Camino tu cintura con mis dedos y te acerco más, a lo que respondes con un gesto que pronto desaparece, como rubricando esto que dejó de ser una danza pública. Las luces parecieron fenecer, la música se convirtió en lo que nos dió la gana y el sudor en tus mejillas y tus hombros me ha sido otorgado generosamente, mientras tu frente se levantan y con los ojos cerrados, me besas con tu aliento más agitado. La música desapareció y no haces sino clavarme tus pupilas, como buscando en algún resquicio, algo que responda todas las preguntas que saltaron en los últimos tres minutos. Así de simple. Así de terrible.

1 comentario: