Vamos a comenzar esto claritos. Yo no
quiero problemas. Ahorrémonos los enredos posteriores poniendo las
cartas sobre la mesa. Sabemos en qué situación estamos y que no nos
podemos dar el lujo de apegarnos el uno del otro. Claro, claro, a eso
me refiero: yo soy lo más claro que se puede porque yo si sé
exactamente lo que quiero y hasta adónde llegar. Yo no soy como esos
bobos que andan dejando pedazos de corazón por las aceras del pesar.
Lo mío es, pues, desde aquí hasta aquí. Si te ablandas, pierdes.
Si te equivocas vas a joderlo todo y habrá que terminar antes de lo
previsto. ¡Pero ya va! ¿te vas a ir sin darme un besito? ¿y por
qué? ¿qué soy yo para tí?
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