Tú y yo no somos iguales. No te
esfuerces, porque no podemos serlo. Nacimos en lugares distintos,
fuimos criados en sitios distintos, por gente distinta. No te ufanes
de las cosas en común que tenemos, porque seguro no son tantas.
Nuestras experiencias no son las mismas; nuestras conclusiones no
fueron similares. Ya te dije que no vamos a formar ningún club de
nada. Apartando los comentarios que hacemos entre ambos, caminamos,
desayunamos y cenamos en distintas latitudes. Si quitamos el trabajo
en equipo, donde incluso no hacemos lo mismo ni tenemos las mismas
ideas, no encontrarás argumentos en común sin que me estés mirando
en busca de aprobación. Si te fijas bien, tú dices admirarme, pero
yo no. Así que déjate de jaladeras de bolas, que no me vas a
convencer.
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