¿Para quién te
maquillas? Cuando estás conmigo, has mostrado tu parte más “natural”, más
“auténtica”. Mientras te has relajado, no hay muchos pigmentos artificiales
sobre tus facciones. Pero al salir, la capucha de la belleza ha de salir
contigo. ¿Para quién me visto, si cuando me postro en la más profunda de mis
comodidades, la tela es casi invisible? ¿Para quiénes hablamos “como debe ser”,
si cuando estamos con nuestros seres más cercanos, más queridos, las
estructuras gramaticales desaparecen con naturalidad? ¿De qué se trata todo
esto? ¿Se tratará de que debemos ser alguien más para ajustarnos? ¿O se tratará
de que lo que somos de verdad no nos basta para estar como decimos que
queremos? Como no me gusta ese desdoblaje, y menos hurgar en él, mejor me ajusto
la corbata y preparo el discurso de bienvenida a este señor… ¿cómo es que se
llama?
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