Yo no quiero amigos malos.
Yo los prefiero buenos, muy buenos… inmaculados. Yo les exijo, al comenzar, su
historial bien detallado. Yo rechazo los pecados que ensucien estas importantes
relaciones; yo mantengo un entorno adecuado, moralmente aprobado, multitudinariamente
aceptado. Modales, atención casi cronométrica a mi persona, respeto a toda
prueba. Eso de aceptar gente al lado de uno, con historias oscuras,
incomprensibles; acoger tan de cerca personas con proclividad a deslices, a
tentaciones, a debilidades mundanas, definitivamente es de lo último. Por eso,
si tienen ustedes la suerte de verme en mi entorno social, en fotos, en videos,
sabrán de la perfección, del balance, el equilibrio que disfruto con mis
amigos…
¿Cómo?
¿Aduladores? -No sabes lo que dices- Por supuesto que no, solo que todos ellos
obedecen, corresponden a la altura exigida por mí para estar a mi lado… además,
¿qué tiene de malo que le reconozcan a uno las virtudes de las que siempre se
ha estado orgulloso? Qué riñones...
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