Todo se convierte en ficha de juego.
Todo tiene una razón secundaria que se impuso. Ya nada obecede al
impulso, al corazón, a lo trascendental. Hay que observar bien a
quien da, porque no se sabe qué lógica maneja. Hay que examinar
bien los favores recibidos, porque podrían ser el mantel para un
banquete ajeno servido por nosotros. Ya no haré lo que debo, sino lo
que me conviene. Ya no haré aportes para mejorar el entorno, sino
para regar mi parcela. Ya no desperdiciaré mis solidaridades sin
ponerles un precio. Así que cuando vengas a pedir, trae tu pergamino
de propiedades, de esperanzas, para ir viendo qué de eso formará
parte de mis tesoros de pirata contemporáneo.
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