No me vengas con
tecnicismos, porque te estoy viendo. No menciones fórmulas, igualdades, porque
sé por dónde vienes. No te pongas la túnica en el podio, porque ya no es
novedad. No te erijas como dueño del verbo enrevesado, porque la palabra
dominguera de moda ejerce ya el impacto mínimo. No se puede negar, no, que has
hecho un buen esfuerzo, pero lamentablemente para ti, no es suficiente. Para
mí, es solo una muestra de impotencia creativa, un destello de glorias pasadas,
moribundas, de fenecido brillo. Así que, por favor, habla claro, confiesa tu
traba, que seguramente caminaré hacia ti, con petulancia benevolente y te
extenderé la mano, para evitar tamaña cagada.
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