El experto experimentará
porque de ahí sale su conocimiento práctico. Ya basta de libros, de
metodologías, de propuestas. El experto cayó en su período de prácticas y por
mala suerte, cayó en tu camino, por lo que éste especulará ahora con el
radiador de tu carro. El experto, te mirará con su cara de diploma a juro y
formulará una hipótesis con tus riñones, dejándote boquiabierto con sus “Sis-Entonces”.
El experto se jurungará la barbilla y extenderá su sentencia acerca del bote de
la tubería de tu cocina. El experto no dudará en recomendar una tasa de interés
con base en un instrumento financiero que él “conoce”. El experto se levantará
después de escuchar tu cuento y mirar tu oreja, como buscando el saldo bancario
que tienes. Ese mismo experto diagnosticará pérdida total de cualquiera de
las cosas que te revisó y sin gesto dubitativo prescribirá un nuevo de lo que
sea que tengas y que ya casi no tienes. Una nueva válvula de vacío, un nuevo riñón,
una nueva inversión o un nuevo tubo de media pulgada y sus gomitas de las buenas vendrán a resolver el problema que,
según él, tú produjiste por no haberlo llamado antes. Yo no sé de eso, porque
el experto es él, pero desde que cambié la válvula, cambié el tubo y reinvertí
el dinero que me quedaba, estoy peor y ahora no consigo al experto desgraciado
ese. Qué riñones tengo yo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario