Hay un flujo en las cosas,
un flujo natural. Es lo más parecido a un equilibrio en movimiento, al avance del agua por
cualquier terreno. Los acontecimientos fluyen, y al encontrar un estorbo,
tienden a rodearlo o a eliminarlo con el tiempo. Si es cuesta abajo,
simplemente caen sin explicar, sin discernir. La fuerza es sólo un componente,
el terreno es el complemento. Habrá canales, represas, y entonces habrá hastío,
derrames, desbordes, tragedias. Es la libertad incomprendida sin límites, sin
restricciones, con las amenazas y satisfacciones a los que haya lugar, siempre
con espacio al arrepentimiento inútil. Allá pues, aquellos que se empeñen en
cerrar los ojos e ignorar adrede lo natural y evidente del agua marchando a su destino.
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