Mi pana de lejos.
Admiración por lo que sabe, pero más por lo que siente… y se siente. Se siente
cuando siente, cuando siente menos, más. Es pasión cuando el momento se abre y
encuentra la grieta que es. La rutina, el pensamiento ajeno son menesteres en
la bandeja del día, pero siempre hay la traviesa oportunidad de meter la mano y
sacar un día de espectáculo, distinto, de cosquillas imprevistas. Mi pana. Un
abrazo, un beso, un te acercas y saludas, una risa en falsete; una bienvenida,
pues. El amor eterno al oficio, la mirada perdida en las vísceras mientras toca,
la risa de malicia que inventa en una inflexión regalada por un segundo mágico.
Raaaaabo, Sergio.
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