Todo
el día y toda la noche. Horas que desfilaron enfrente de mis ojeras, haciéndolas
tan pesadas como mis párpados, y nada que aparecías. No conseguía el Tetris
para matar la ansiedad. No conseguía Solitario tan siquiera. Estas vainas nuevas
me enredan más que tú y preferí seguir en parálisis, aguantando la respiración,
los latidos, el sudor y todo lo que se pudiera aguantar. Y chica, nada que te
mostrabas. Ni una llamada, ni un golpe a la puerta, ni un mensajito. He pensado
en llamar a los hospitales, a las jefaturas, a los bares, a las discotecas a
ver si fuiste víctima de alguien, pero temiendo que me respondieras en medio de
una alegría mejor lo dejé así. Ya está amaneciendo y de repente tu chat se
puso verde, el facebook se puso verde. Coño, seguro me contestarás el párrafo
de mensajes cuchis y los feos que te dejé luego. Pinga… mejor me apago esta
vaina y me acuesto.
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