No me expliques el arte.
No para que me guste, no para que lo entienda. Poco me importa el origen, sus
razones. Deja que me guste y será suficiente. No quiero un ultraje en nombre de
la cultura universal. No quiero ser culto a juro, conociendo listas, carteles,
preferencias ajenas sólo para contestar conversas extrañas. Déjame en mi
ignorancia insaciable. Déjame en mi perenne experiencia sensorial, en los que
la vista, el oído y la sonrisa seguirán siendo los que decidan si la obra pasa o
no, si me gusta o si es otro fastidio a saltar. Deja que esa pieza siga siendo
la más bonita que he escuchado, sin saber que fue Pachelbel u otro carajo quien
la escribió: no me importa. Deja de explicar el aroma del café.
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