Veo
alrededor y sonrío con comodidad. Veo gente inferior, veo actitudes tímidas que
demuestran que puedo tener el control en cualquier momento. Solo puedo ver
hacia abajo, como si fuese una nube, algo que flota, lejos de menosprecios
propios; lejos de cualquier actitud timorata, sumisa, lapidaria. Soy todo un
rabo de nube, como el amigo aquel. Tengo lo que no se tiene. Me muevo en espacios
exclusivos, limpios, depurados, donde las impurezas, las ligerezas y lo
desbalanceado son descartes casi congénitos. Soy, pues, algo especial; algo que
los demás admiran sin conocer; algo supremo con lo que los demás se conforman
con solo ver. Soy un cuerpo celeste deambulando por las calles de todos, por
las plazas comunes. Soy realmente un regalo, un modelo, un verdadero paradigma
de vida…
- ¿Cómo? ¿Qué no? Pero, ¿por qué? ¡Espera!... dime.
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