Lo
abraza como diciéndole “te necesito”. Lo abraza como queriendo apresarlo ya. Lo
abraza urgentemente para que no escape. Lo abraza mientras se balancean con
fuerza, con preocupación. Lo abraza en medio de las luces, con el temor de que
desaparezca en la oscuridad. Lo abraza con fuerza, con correspondencia, con
ganas. Lo abraza con los ojos cerrados, con los labios mordidos. Parece que,
después de ahora, no hubiese mañana.
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