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jueves, 13 de octubre de 2011
Fiesta Messenger
Messenger me invitó a una fiesta hace unos días. Fui así como con cierta
reserva por lo raro, pero bueno, no haría el desaire. El organizador tenía una
lista de mis amigos y conocidos por la red, e incluso de familiares. Me
emocioné mucho al ver a Pablito, pero al acercarme aparecía como ocupado; y era
natural, dada la ocasión. Lancé una mirada al resto de la audiencia, pero
extrañamente estaban como desconectados, no sé. Me acerqué a saludar a María, y
aunque no se veía hablando con nadie, no me contestó sino hasta un rato luego
con un monosílabo. Le pedí bailar a Susana, pero estaba como ausente. Entre
trago y trago, entre “mira lo que escucho ahora”, se acercaban algunos, pero se
alejaban sin saludar. Varios me dejaron con la palabra en la boca y algunos
otros me saludaron muy efusivamente, aunque se quedaron callados de repente,
desapareciendo sin despedirse. Pasó mucho rato antes de encontrar a alguien con
quien pasé un rato conversando, saber cómo le iba, compartir algunos recuerdos
y noticias. Al final, nos despedimos y quedé en el mismo rincón del comienzo,
solo, mirando cómo llegaban y se iban algunos conocidos, viendo grupitos de
gente se quedaban desconectados del resto, aunque conversando entre ellos. Bueno,
vi el reloj y era hora de irse de esta extraña juntura de gente que aparece
pero no está, que está y no se ve.
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