Soy una pintura
impresionista. Soy un aparente desorden, un supuesto rayoteo sin sentido,
discutible, hasta risible. Soy, a priori, algo que se lee igual al revés y al
derecho. Pero te invito, si te interesa, a apreciarme mejor; como todo en la
existencia, un poco más de lejos verás que hay formas con sus fondos,
claroscuros con sentido, sombras con algo de belleza. Sabrás entonces que los
colores que juzgaste con tanta vehemencia, con tanta dureza, están en su santo
lugar. Entenderás, a medida que retrocedas y veas el cuadro completo, el porqué
de cada trazo, la razón que mueve el pincel. Seguramente, pensarás, hubieses
puesto esto allá y aquello aquí, pero la libertad es parte de la obra. Espero
que ya, a distancia, sin poder tocarme, te des cuenta de lo serio del asunto.
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