Terminé
dormido. No hubo remedio a tan grande fuerza invasora. Ya no siento la
almohada, ni el frío, ni las paredes de mi cuarto. Mis percepciones de la
realidad resbalan por mis brazos y piernas, y quedan atrás. Con la
despreocupación del caso, me incorporo, no sé en qué sitio, en qué
circunstancias, y sólo se ve una claridad cegadora que poco a poco, y
amablemente, baja su intensidad. Después de mirar con interés hacia enfrente,
tu figura va definiéndose y me tranquilizo de no estar solo, a la vez que siento
ansias por acercarme a ti. Luces preciosa, sonriente, y una caricia de sol
llega y descansa en tu frente, en tus mejillas, y hace aclarar tus ojos hasta
saber yo que me miras, que sabes que estoy cerca. Es un poder más allá de lo
que puedo entender. Ninguno se mueve, pero sólo la mirada nos mantiene unidos,
esperanzados, alegres. No pasa el tiempo, no se hace corto ni largo; sólo tú
eres mi dimensión, mis coordenadas y mi espacio. No hay nada que cree ansiedad.
No existe el peligro, ni el abandono. No hay oscuridades ni ignorancias, inconvenientes
ni esperas. Todo parece una invitación sin condiciones, donde nada se perderá,
donde nada se temerá, donde nada será razonado…sólo es una invitación a sentir.
Es que dormir es lo maximo jejeje
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