Mordiste la envoltura y ahora no
soportas. Te pasaste en lo que quisiste e hiciste, y por mucho que disimulaste,
te quedó el bigote artificial de la culpa. No aguantas el remordimiento ni a
tus nuevos perseguidores. Te diste el permisito y ahora deberás pagar por eso
que no estaba estipulado en el acuerdo inicial. Sin embargo, te veo no muy
triste, a pesar de todo. A medida que pasan los minutos, veo que hasta una
sonrisa de picardía tienes entre dientes. Sí, claro, es eso. Seguramente estás
mirando y saboreando eso a lo que le hincaste el diente y como que no es tan
malo como el susto te hizo sentir. Bueno, mi amigo, espero que disfrutes
post-mortem, después que descanses de la carrera.
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