Una vez conducía mi
carro, y de pronto me llegó un mal olor que no pasaba. Agucé la vista y pude
ver que un camión de basura iba adelante. Aceleré lo suficiente hasta rebasarlo
y claro, pasó el olor. Unos minutos después, luego de pasear por varios pensamientos,
reflexiones, sentí de nuevo el olor y supe que el camión se había adelantado. Muchas
veces se ha repetido por otros caminos que seguimos a la basura por un rato, y
hasta podríamos tener cierta confusión entre un buen o mal olor, entre algo
atractivo y algo destructivo. La solución del momento parece adelantarse y
dejar atrás lo disfuncional, lo que engañosamente tiende a deslumbrarnos, a
despertar hasta cierta admiración en nosotros… hasta que llega aquel olor de
nuevo.
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