Entérate: Tú no bailas.
Claro, eres bonita, buen porte, una bella sonrisa, pero mira, no bailas. Yo
entiendo que más de un galán recién cobrado necesita hacerte sentir muy, muy
bien; entiendo, por otro lado, que debes aceptar, al menos, parte del cortejo para
sentirte integrada, deseada, bien pues… pero es que no bailas. Debo decírtelo,
mi estimada, antes de someterme voluntaria o involuntariamente a esa cadencia
de animal herido, de oído insubordinado, de estar en otra fiesta. Debo hacerte
sentir, por primera vez, mi derecho a disentir de tus fantasías perfeccionistas
y desconsideradas con el género que represento.
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