Me explicas la libertad mientras me
mandas a callar. Disertas sobre igualdad, mientras tratas de imponer
tu criterio. Me hablas de la necesidad de enriquecer la cultura a la
vez que botas un papel en el suelo. Mencionas la alegría, pero la
pronuncias con amargura. Haces hincapié en la bondad luego de
maltratar al prójimo. Hablas de paz, mientras levantas la voz.
Despotricas de la hipocresía antes de saludar a quien, según tú,
es tu enemigo confesado. Me dices de honestidad al tiempo que me
sueltas esta ristra de pendejadas... Tú lo que eres es un hablapaja.
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