Te quise creer y no
pude. Quise lo mismo que tú, pero no bastó; dijiste mentiras que no terminan
aún, y mi ingenuidad tiene un límite. La realidad iba por otro carril y no
lográbamos alcanzarla, ni siquiera con toda la esperanza en la alcancía. Así no
es. Ahora no, así no. Ahora es de otra manera que no logro descifrar, y te
digo, no me estás ayudando. Pasan los
minutos y no puedo evitar pensar que eres un estorbo más entre mis ojos y lo
que pasa allá afuera. Pasa el rato y créeme que estoy considerando quitarte de
en medio para ver si estreno mis sentidos, mis criterios y me doy por enterado
de la vaina, por muy dolorosa que parezca. Es más, chico, quítate de ahí: vete
y deja la puerta abierta.
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