Agárrate duro, porque vamos a sentir algo bien
extraño y rico. Agárrate, porque vamos descubrir algo bien interesante.
Agárrate, pero no tan fuerte, porque en el movimiento con pintas de riesgo vamos
a sentir, incluso, la seguridad de saber que estamos seguros, que estamos a un
apretón de volver a la vida, que estamos juntos. Vamos, aunque no lo creas, a
sentir los límites en los que no nos moveremos más, a sentir los extremos que
nos darán la tranquilidad de saber que este rumbo es o no es, que este camino podría atentar
contra lo nuestro y sin embargo esquivarlo con éxito. Agárrate, porque también sabremos qué tan cerca estamos, qué
tan firme podemos apretarnos. Agárrate, porque sentir el agua en nuestras caras
será como liberarnos de algo que tal vez no conocemos y probar lo que es que
nuestra ropa se seque puesta; porque sentir los saltos será como saber que hay
holgura en nuestros pecados; porque despertar y estar a salvo será nuestra
lección.
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