Deja que te lleve una melodía. Deja
que tus ojos se cierren como venciendo la adversidad impotente. Recuéstate
sobre el pasto y atrévete a abrir los ojos, a ver destellos de luz colados
entre las hojas danzarinas. Osa sentir el calor del sol al mediodía sin que
éste te lacere. Corre y asómate al borde del precipicio con la autoridad de
resistirte a caer. Duerme, duerme. Despierta sin una lista de cosas por hacer
hecha por otros. Despierta y atrévete a escuchar tu voz al hablar, para que tus
pensamientos hablen por ella en adelante. Calla. Calla para que escuches esa
misma voz, con una flor en la mano, pidiéndote dar un paso o quedártelo. Calla
para que escuches tantas cosas que no conocías. Calla para que te conviertas en
tu propio espejo y puedas ver hacia adentro, como en un estanque generoso,
tímido, temeroso. Deja el pudor prohibitivo y date el permiso de sonreír con tu
boca, con tus ojos, con tus años: Vive.
No hay comentarios:
Publicar un comentario