La vida de Pedro, por lo
general, debe estar en la agenda de Pedro. El problema es cuando la vida de
Pedro está en la agenda de un médico, de un gobierno, de una fuerza armada.
Entonces Pedro pasará a ser un trozo en una página de los poderosos, de los que
tienen decisión inconsulta sobre su vida. Nadie quiere a Pedro como él mismo,
como su familia, como sus buenos amigos, así que lo que le pase a nuestro
muchacho, no le importará a nadie como a nosotros mismos. Así que, cuando Pedro
se enferme, se le conculquen derechos o se le bombardee su casa, éstos hechos
no serán más que una página en la agenda ligera y desdeñosa de una joyita que,
al terminar su horario, cerrará la puerta, beberá un trago de buen licor y
ojeará una buena revista… antes, claro, de tomar el avión a sus vacaciones.
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