Desaprenderé. Daré vuelta
atrás y conjugaré tan enrevesado verbo. Me deslastraré de mis pesos inútiles.
Mi paso será más efectivo, aunque no más rápido, cuando las amarras liberen mis
tobillos. Mis dolores reales e imaginarios irán desapareciendo con el buen
sabor de los días próximos. Mis párpados sentirán nuevos motivos, nuevas
fuerzas. Mis ojos y entendimiento podrán escuchar de nuevo. No puedo negar el
dolor que causa la decisión, pero mis eternas jorobas descontaban días de vida,
de buena vida sin piedad. Es como quitarme mi propio traje, vestido al revés, y
colocarlo “al derecho”. Es un bienestar que todavía no entiendo, pero la razón
no brinda paz, esa paz que tanto esperé y que ahora toca la puerta.
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