Decidí
por la tranquilidad. Decidí por el disfrute sencillo. Sin apuros, sin
sacrificios, sin colas ni agotamientos. Decidí por mí, por vivir más por menos,
escogiendo con más paciencia, con más atención. Ya no es lo más alto, lo mejor
en las carteleras, en los catálogos, en las listas, en las pizarras. Debo dejar
la pereza y comenzar a tantear con conciencia de mi mismo, de lo que llamo “mis
necesidades reales”. Espero que, después de recorrer el nuevo camino, sin
perder mucho, ganando, con calma, con mucha certeza, llegar a mi sitio
preferido, por el que corrí, por el que desesperé muchas veces; por el que caí
y me levanté en tantos intentos. Será otro comienzo, sin muchas dudas, sin
muchas incertidumbres. Será como descansar de un largo viaje, sólo para tomar
mejores energías, con medios no tan misteriosos para seguir con el itinerario
no escrito… y todo esto, sólo para que mis vísceras entiendan que a partir de
hoy, las escucho bien.
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