¿Culpable de sentir? Por
supuesto. Me declaro culpable por permitir que sensaciones ajenas a lo palpable
se apoderen de mí. Soy totalmente responsable del delito de dar un paso fuera
del camino del rebaño que asiente y
disfrutar de eso. Delincuente de perinola, por perder el tiempo mirando,
escuchando, sintiendo cosas que me hacen sentir pleno sin pagar demasiado.
Vituperado por el entorno que no comprende mi enfermedad, comparto esa copa de
veneno con muy pocas almas, sin pretender contagiar de estas llagas pastel a
ningún otro. Por lo tanto, cierra el portafolio y sal de esta celda… muchas
gracias por querer salvarme.
Es mi propiedad lo que siento...
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