Hoy voy a tomar un
respiro. Hoy no pensaré en la naturaleza humana. Hoy me tomaré el día para
entretenerme y divertirme hasta perder la razón. Por hoy, basta del
calentamiento global, de la contaminación. Me duele la cabeza. Hoy la justicia
no tendrá defensor en mí, y los agentes de la justicia podrán ejecutar sus
picardías porque estaré lejos de la gente, de los organismos de representación ciudadana.
La guerra, hoy, tendrá un opositor menos en la calle. (A ver, ¿qué hay en la alacena?) Hoy, la
verdad, la igualdad y la libertad deberá sostenerse con algo de inercia propia
( ¡Mira, béisbol! ¿Quiénes juegan… a ver…). Hoy me quedaré sentado y apagaré el
teléfono, y cualquier aparatico que pite por mi atención; hoy no atenderé las
señales de los necesitados: que se valgan hoy de lo que les he mostrado (Sí,
hay hielo). Hoy, ni el pasado ni el futuro decidirán por mí. Hoy me entregaré a
mis más superficiales instintos, sin aprendizaje alguno, cometiendo un par de
pecadillos en secreto y burlando la moralidad bien entendida de los de afuera
(ñam… sabroso). De verdad que hoy hay
sido un día bien bueno, descansado, de ojos cerrados. Pensándolo bien... como
que no me gustó el día; siento algo de culpa por todo lo que dejé de hacer. Más
bien, me siento terrible: ¡Qué bolas tengo yo!
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