No me identifiques con
tendencias pre-hechas. No trates de encasillarme. No creas que recogerás mis
alas extendidas. Date la oportunidad de apreciarme libre, discernidor, creador
de criterios propios. No me hagas preguntas sesgadas, no intentes ponerme trampas,
no busques mi caída porque ejerzo la inteligencia a mis anchas. No banalices
mis puntos, no me compares ni me des coordenadas inventadas por ti. Mi pintura
no es de ninguna escuela; mi escritura, de ninguna academia; mi vestir,
evidentemente, de ninguna moda. No me gusta un solo tipo de música, de autor,
de mujer. Por pensar distinto no soy contrario, ni por pensar parecido, incondicional.
En fin, prefiero defender, en primer lugar, el pensamiento propio en lugar del
ajeno -aunque defiendo tu derecho-. Y para terminar, mi pana, tal vez parezca
cerrado en mis argumentos, pero te aseguro que soy capaz de ver todo lo que
pasa por mi lado y tomar lo que me parece contrario para acoger algo de ello.
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