Borrón sin cuenta nueva.
Un paso para atrás para corregir el rumbo, pero el tiempo y la distancia siguen
contando. Inexorable cuenta, odioso tic
tac que te mira, y con un lápiz y una libreta insaciables, te examina por
encima de sus lentes. Aparentemente benévolo, favorecedor de procesos, el reloj
te da su palmadita para recordar que no es sin costo adicional. Es un
recordatorio perenne de que el proyecto, aunque tiene objetivo claro, no tiene
fecha de terminación. Es un prestamista vestido de rosado, un profesor
estricto, un apacible maestro.
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