Se rompió otra ilusión, una que tenía en el mostrador con apariencia de realidad. La convicción me hizo exigirle protagonismo, pero no respondió: se cayó y se rompió como el parapeto que era. La conciencia ganó terreno con algo de dolor, como es usual, para dejar atrás otro mito, otro prejuicio mal adquirido y se impuso, como siempre, el darse cuenta. Hoy amanecí, espero, un poquito más cerca de la verdad.
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