No hay atajos. Todo deberá ser poco a poco, a pulso, con meticulosidad. La evidencia es harto elocuente al mostrar lo resultados. Ya vimos que la moda no lo logrará. Ya sabemos que no es con la ciencia. Tenemos la certeza que no es por medio de la tecnología. Por supuesto, menos será con las doctrinas políticas, religiosas o ideológicas. Ni hablar de la guerra. Esto no tiene solución inmediata, rapidita, como nos gusta. Para arreglar las cosas y sobrevivir, las acciones deben verse filtradas por la nueva conciencia, por el comportamiento respetuoso, constructivo, por la creatividad amorosa en la mente y los corazones de los nuevos padres. El borrón y la cuenta nueva —sobre todo la cuenta nueva— comienzan en los nuevos hijos que, como ejemplo fundador, tendrán a las buenas gentes que los guíen en sus vidas tempranas. Ya lejos de los traumas de la violencia directa y la indiferencia, la inocencia, el amor y la compasión tomarán un nuevo lugar, un nuevo significado, reemplazando las conductas de los “vivos”, de los astutos, de los tracaleros que se babean por el poder malnacido. Pero que los nuevos humanos se encarguen del asunto y disuelvan los conflictos mezquinos llevará tiempo, esfuerzo, paciencia infinita de parte de quienes tienen claro el nuevo propósito y la claridad de no volver atrás. No hay otra manera, mi pana: deja de ser iluso porque no hay atajos.
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