El miedo es libre, como se puede escuchar en la calle. No se discute la presencia del miedo porque sus causas, conocidas, presumidas o desconocidas, son muy variadas y merecen el reconocimiento de quienes miramos desde afuera. Lo que puede prestarse a larga conversa son las máscaras o maquillajes que se le pretendan colocar al miedo para disimularlo, siendo más odiosas las presuntuosas. Desprestigiar lo que esté a tu alcance para que tu cuento cuaje va más allá, incluso, de lo aceptable. Tu miedo no solo te impide el goce decente de tu propia vida, sino que puede amargar, de vez en cuando, la de los demás. Así es, pues, cómo tu reacción ante una situación para muchos normal, llega a ser la razón por la que nadie te aguanta.
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